Cuando Marcelo debutó con el Real Madrid en enero de 2007, con 18 años, muchos le auguraban un futuro brillante y el tiempo les ha dado la razón. No obstante, sus inicios en la capital no fueron sencillos, Fabio Capello no le otorgaba libertad en su primera temporada y, a pesar de ganar la liga, algunas dudas sobre su adaptación al fútbol europeo comenzaron a aflorar, unas dudas que nuestro protagonista nunca tuvo.

«Creo que en la vida tenemos algunas oportunidades que no podemos perder. Yo llegué aquí con 18 años. Mi equipo quería prestarme a otro club y yo dije que no. Sabía que algún día me convertiría en un jugador importante para el club. Hay que aferrarse a las oportunidades que tienes«, comenta el de Rio de Janeiro desde el sofá de casa, en el rodaje de un vídeo creado por la firma india NorBlack NorWhite en colaboración con la cerveza Budweiser.

Esa confianza en uno mismo es la que ha llevado a Marcelo a ganar, entre muchos otros títulos, cuatro ligas, otras tantas Champions League y otros cuatro Mundiales de clubes, así como a hacer honor a la etiqueta con la que llegó al Paseo de la Castellana allá por 2017, el de «sucesor de Roberto Carlos».  En sus más de 509 partidos como madridista, en los que ha destacado por su faceta ofensiva (38 goles y 97 asistencias), se ha ganado el derecho de ser uno de los capitanes del equipo y uno de los jugadores más importantes de la historia del club.

Muchas luces que superan a las sombras arrojadas en los últimos tiempos, en los que su rendimiento defensivo ha llegado a poner en duda su continuidad en el club, especialmente en la etapa de Santiago Solari como técnico blanco. La vuelta de Zidane le hizo recuperar sensaciones, aunque ha perdido el rol de lateral izquierdo titular que ha ostentado a lo largo de los años en favor de un pujante Ferland Mendy. Aún así, Marcelo todavía tiene muchas tardes de gloria en sus botas.

TOMADO DE DIARIO AS