Neymar (28 años) sigue firme en su deseo de volver al Barça. El delantero brasileño maldice cada día el error que cometió el verano de 2017, cuando decidió dejar el club azulgrana para fichar por el Paris Saint-Germain con el deseo de convertirse en Balón de Oro y está dispuesto a todo por intentar enmendarlo. Lo probó hasta el último día de mercado el verano pasado, cuando forzó al máximo al club parisino a sentarse con el Barça para escuchar su propuesta, y lo volverá a hacer éste.

El delantero brasileño, con contrato con el PSG hasta junio de 2022, es consciente de que la situación económica que dejará la pandemia del coronavirus será un obstáculo más en el camino, pero está dispuesto a hacer un sacrificio con tal de facilitar que el Barça pueda asumir su fichaje.

De entrada, Neymar ya ha rechazado una millonaria propuesta de renovación con el PSG, que le ofrecía directamente 100 millones solo en concepto de prima de renovación, además de mantenerle las condiciones del contrato actual, que entre la ficha y el acuerdo comercial con el Qatar National Bank le suponen al brasileño unos ingresos anuales de más de 50 millones de euros.

Al margen de renunciar a esos 100 millones, Neymar también está dispuesto a cobrar la mitad de lo que cobra con el PSG con tal de jugar en el Barça. De hecho, en el acuerdo verbal que alcanzó con el club azulgrana el pasado verano, tanto los dirigentes del club catalán como el jugador pactaron que volvería cobrando las condiciones del contrato que tenía cuando se marchó del Barça en 2017, aunque eso sí, ingresando los 30 millones que le quedaban por recibir de la prima de renovación y por los que llevó al club azulgrana a juicio.

Sigue en Brasil

Desde que se paró la competición en Francia, el mismo fin de semana que en España -el 14 de marzo-, Neymar se recluyó en su mansión de Mangaratiba, en Río de Janeiro, para pasar el confinamiento. Allí se ejercita diariamente junto a su preparador físico personal, Ricardo Rosa, que alterna todo tipo de ejercicios para que el delantero pueda llegar en las mejores condiciones al regreso a la competición. Pese a que en Francia ya se dio por acabada la Ligue 1, proclamando campeón al PSG, falta por ver si finalmente se podrá disputar la Champions League, en principio, enmarcada para el próximo mes de agosto.

Pendiente del Barça

Al margen de continuar con su plan de preparación, Neymar estará pendiente de conocer los planes del Barça, más allá de saber que los ‘pesos pesados’ del vestuario siguen viéndolo como gran refuerzo. A diferencia del pasado verano, cuando Neymar no tenía cláusula de recisión, este verano puede tener un precio de salida, que fijaría la FIFA, tal y como contempla su Reglamento para el Estatuto y la Transferencia de Jugadores. En él se especifica que un jugador pueda romper su vinculación después de tres años en un club, y sin renovación previa, de forma unilateral a cambio de una indemnización que se calcula por el precio que costó el fichaje, el salario del jugador y los años que le queda por amortizar al club. Una cifra que rondaría los 180 millones, ahora mismo inasumible para el Barça y cualquier club.

Esperando garantías

Sin embargo, para que la FIFA dictamine una cláusula de rescisión sobre un jugador, previamente el futbolista debe notificar a su club su intención de marcharse. Antes de iniciar esa estrategia (que no agrada especialmente en el Camp Nou), Neymar quiere tener la certeza de que el Barça irá hasta el final para conseguir su fichaje.

Obviamente, y en paralelo a la opción de que el Barça pudiera pagar el precio que estipule la FIFA, también existe la alternativa de que el club azulgrana ofreciera una cuantía de dinero, más una serie de jugadores en la operación, tal y como ya intentó el pasado verano, y que lo aceptasen el PSG y esos jugadores. Sin embargo, a día de hoy, la única certeza es que Neymar sigue empeñado en volver al Barça.

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO

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