Fue el 28 de marzo. En su casa de Canning, la que compartía con su (ex) pareja Daniela Cortés, Sebastián Villa​ ya practicaba el festejo de su próximo gol. El “vaquero”, lo llamó, porque emulaba el baile de un cowboy, en una videollamada con el pastor de la iglesia que frecuenta. Vaya paradoja, lucía en paz. Y feliz. De hecho, fue su (ex) novia quien hizo el video en el que adelantó su siguiente celebración con la azul y oro. ¿Podrá hacerla ahora?

Ahí mismo, el colombiano decía: “Yo quiero seguir en Boca​, vistiendo los colores más grandes de la Argentina. Por suerte los bosteros están contentos por el título que ganamos y por la forma que se dio. Lo necesitábamos”. Él también, claro. No sólo fue la revelación del campeón, sino que finalmente se ganó la titularidad, voló como Usain Bolt en un partido con Talleres (alcanzó los 34, 79 km/h), metió dos goles (en Córdoba y ante Central Córdoba) y se recotizó. Por eso, otra vez, se empezó a hablar de un futuro lejos de la Bombonera. Hasta que llegó el aislamiento. Y ahora, esta denuncia por violencia de género que pone al club en una difícil decisión: qué hacer con él, porque la posición que se tome será un mensaje para la sociedad toda.

Por lo pronto, Villa viene a ser el primer dolor de cabeza para la gestión Riquelme. Hasta ahora, con Román al frente del fútbol, Boca era todo felicidad. Salvo el conflicto fugaz de los sueldos, no hubo ningún foco polémico. Por eso, el de delantero es el primer hecho extrafutbolístico que deberá afrontar su conducción, que ya está trabajando en la situación del colombiano, que se fue a vivir con Juanfer Quinteros, pero tiene las horas contadas allí también.

“En un caso así, es tan peligroso apurarse como demorarse”, le dijo Olé una fuente dirigencial ante la consulta de lo que puede suceder con Villa. “Hay que mantener la calma y dejar que la Justicia actúe. Cuando se aclare todo, el club tomará una decisión”, contó por su parte alguien cercano a Román. En ese sentido, el dictamen de la causa en particular y el tiempo en general jugarán un factor clave. “Hay que ser prudentes, pero también hay que hacerse cargo de las cagadas”, agregaron, marcando que si la agresión se comprueba judicialmente, Boca no mirará para el costado.

Villa tiene vínculo con el club hasta junio del 2023. En un principio, llegó al club con 22 años como una apuesta de paso. Fue a mitad del 2018 cuando se convirtió en refuerzo del equipo de Guillermo, proveniente de Deportes Tolima, a cambio de 3.500.000 dólares por el 70% de su ficha. Al poco tiempo llegó a la Selección Colombia y fue titular en las dos finales de Copa ante River. En agosto de 2019, a pesar de que con Alfaro no tenía continuidad, el club le subió su cláusula de salida a 30 millones de dólares, ante el interés de clubes de España, Italia y México. ¿Acelerará esta delicada situación esa salida que no se dio en esas ocasiones? ¿Habrá lugar para una decisión más drástica si la Justicia encuentra culpable al delantero? ¿O todo quedará en la nada?



TOMADO DE DIARIO OLÉ