La historia del Barça da para todo. Hubo fichajes que deslumbraron desde el primer día –Kubala, Cruyff, Schuster, Stoichkov, Romario, Ronaldo, Rivaldo, Ronaldinho-, hubo quien sólo lució el día de su debut –Roberto Dinamita– y hubo cracks que necesitaron tiempo para hacer cumbre en el Barça. Antoine Griezmann aspira a ser de este último biotipo, cuyo ejemplo más célebre en el Camp Nou es una leyenda, Ronald Koeman.

En el holandés puede encontrar Griezmann el paradigma de la resiliencia. Durante su primer año, 1989, Koeman tuvo que escuchar de todo por no acercarse a la expectativa que supuso pagar lo impensable por un jugador defensivo, seis millones de euros de hoy. Pero ni siquiera una grave lesión evitó que, hasta su marcha en 1995, Koeman se convirtiera en uno de los mayores mitos de la historia del club, no sólo por marcar el gol que dio la primera Copa de Europa, sino por sus cuatro Ligas y 105 tantos anotados desde atrás.

Koeman es el fichaje que más tardó en triunfar como culé, pero antes y después que él hubo otros ilustres de cuajo tardío. En 1974, un compatriota suyo, Johan Neeskens, tuvo que hacer muchos ‘tackles’ para convencer al Camp Nou de que había valido la pena relegar al peruano ‘Cholo’ Sotil, vicehéroe al lado de Johan Cruyff de la primera Liga en 14 años. En 1979, Neeskens se fue llorando al oír, por última vez, coreado su apellido por la afición. Aquel “¡Neeskens! ¡Neeskens!” fue durante años el grito de guerra del Camp Nou contra la abulia del equipo.

Un compañero de Koeman en el Dream Team, el danés Michael Laudrup, fue recibido con recelo en Barcelona al ser un resto de serie de la Juve, pero en la máquina ofensiva de Cruyff su lúdica forma de ver el fútbol encandiló a todos, incluido el Madrid, donde acabó.

La memoria es flaca, pero incluso tres goleadores de postín de la era contemporánea no tuvieron una entrada fácil en el Barça, mal trago archivado por sus éxitos posteriores. En 2004, el técnico Frank Rijkaard tuvo que salir en defensa de Samuel Eto’o tras unos primeros partidos dubitativos del ex madridista como culé, en un Camp Nou que tenía inicial predilección por Henrik Larsson. En 2009, Eto’o dejó el Barça con 108 goles, 144 partidos, dos Ligas y dos Champions ganadas con goles suyos en sendas finales. En 2007, a Thierry Henry le costó mucho entrar en el Barça, pero en 2010 se fue como miembro del equipo del sextete.

Y en 2014Luis Suárez vivió un aterrizaje forzoso en el Camp Nou: un mordisco, una sanción de cuatro meses y los seis primeros partidos sin marcar despertaron inquietud. En 2019, el charrúa es el cuarto goleador de la historia del club, con 185 tantos. Un ex compañero suyo, Dani Alves, cosechó 23 títulos como culé entre 2008 y 2016, pero en sus primeros dos meses pocos entendían “los 36 millones por un lateral” pagados al Sevilla.

Griezmann tiene, por tanto, referentes para inspirarse, incluído él mismo: en el Atlético empezó de suplente del ‘Cholo’ Simeone y se fue como un crack mundial.