La cara de Zidane en la sala de prensa de Butarque era un claro síntoma del estado de ánimo del entrenador francés. Está preocupado por lo que ve en el campo y, sobre todo, decepcionado. Zidane dijo en su presentación que había seguido de cerca la temporada del Real Madrid, pero lo que no se esperaba es cómo estaba realmente el vestuario blanco.

Zidane esperaba encontrar el equipo que había dejado a final de la temporada pasada, pero se ha encontrado con otro completamente diferente. Sin ilusión, sin hambre y al que le está sobrando esta recta final de temporada. El técnico está preocupado y se le nota porque esperaba mucho más de los jugadores que ganaron cuatro Champions, pero se ha dado cuenta de que son un recuerdo nada más y es consciente que la revolución que no quería hacer es algo que está obligado a afrontar viendo cómo está el equipo.

Aunque la palabra que mejor define el estado de ánimo de Zidane es decepción. El técnico ha defendido públicamente a sus jugadores cada vez que alguien habla de los cambios para la próxima temporada. Sin embargo, esa defensa no está encontrando la respuesta esperada por él. Sus mensajes de darlo todo en esta recta final de temporada no han llegado a la plantilla que en ningún momento ha respondido a las demandas del francés. Ni tan siquiera lo han hecho jugadores como Marcelo e Isco a los que Zidane quiere recuperar para la causa, pero ambos siguen sin reaccionar.

Viendo este panorama, ahora le toca el turno a Zidane para afrontar los cambios necesarios que visto lo visto deberían ser bastantes. Tiene siete partidos por delante para acabar de perfilar las bajas de la próxima temporada.