Spierings, delantero del Sparta de Rotterdam, disparó el balón hacia su propia portería desde 30 metros y su portero, para evitar una cesión que era inexistente, intentó parar el tiro con la cabeza en lugar de utilizar sus brazos.
El resultado fue la siguente acción que pese a esto igual el Sparta terminó ganando su partido para suerte de los actores de esta acción desafortunada.
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