En 1985 George Weah era considerada una joven promesa liberiana. Sus goles lo catapultaban como una posible figura internacional y ese mote le calzaría con el correr del tiempo al arribar a Europa. Pero este jueves el ex futbolista ha comenzado a escribir una nueva historia al convertirse en el presidente de la nación que lo vio nacer y a la que ahora deberá guiar durante los próximos 6 años.

En su etapa como jugador, alejado de promesas llenas de esperanzas de una mejor educación y mayores oportunidades de trabajo, el delantero brilló en el Mónaco, París Saint-Germain y Milan, pero también tuvo recordados pasos por la Premier League con el Manchester City y el Chelsea.

En total marcó 290 goles, incluidos los 22 que gritó con su selección, y ganó 11 trofeos. Lo más destacado de su carrera es que no necesitó ni levantar la Champions League ni jugar un Mundial para convertirse en el mejor de todos.

En 1995 recibió el Balón de Oro al mejor jugador del planeta y se convirtió en el primer y único africano en recibir el galardón. Además, es considerado el mejor futbolista de la historia del continente africano y es una leyenda del fútbol mundial.