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De campeón del mundo y promesa del Real Madrid a chofer de De Gea y utilero

A sus 38 años, Baba Sule es la persona más mediática del Fuenlabrada, el equipo que se enfrenta hoy al Real Madrid en la ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Y no por ser el jugador más veterano del equipo. De hecho, no tiene ficha como futbolista, sino que es utilero. Pero resultado que es un utilero con mucho mundo a sus espaldas.

Más que nada, porque este ghanés llegó a ser campeón del mundo sub-17 en el año 1995 después de ganar a Brasil de Julio César por 3 a 2 en la final, en la que él mismo abrió el marcador. Su situación no pasó desapercibida para el Mallorca, que lo fichó el verano siguiente.

Sin embargo, Sule nunca tuvo la suerte de cara. Al poco llegar al conjunto balear, contrajo una hepatitis que frenó en seco su progresión. Tuvo la oportunidad de volver a deslumbrar en el Mundial sub-20 de 1997, en el que ayudó a Ghana a alcanzar la cuarta posición. Pero regresó a España y se rompió el radio y el cúbito poco después de llegar al Oursense como cedido.

Aún así, se sobrepuso y despertó el interés del Real Madrid, que lo fichó en 1999 para que se curtiera en el filial. Sin embargo, nunca llegó a debutar con la camiseta merengue, ya que se fue de nuevo cedido, por aquel entonces al Leganés.

Y fue en Butarque donde se truncó su carrera, ya que en el primer partido de la temporada se rompió los ligamentos. Pero lo peor de todo es que, justo en el día de su reaparición, volvió a destrozarse la rodilla.

En el conjunto pepinero llegó a estar cinco años, pero en 2004 se marchó y empezó a divagar por el fútbol español. Jugó en el U.E. Lleida, en el Tomelloso, en la U. E. Rapitenca y en el Rayo Majadahonda, entre otros, hasta que en 2007 colgó las botas por culpa de las lesiones.

Después de su truncada carrera futbolística, Baba Sule tuvo que buscarse la vida. Así pues, se puso a buscar trabajo y se convirtió en chofer de David De Gea cuando era canterano del Atlético y tenía que ir de Illescas a Madrid. «Lo ayudé con el inglés en esos viajes y a día de hoy hablamos alguna que otra vez», dijo.

Luego, cuando el portero se sacó el carnet de conducir, demostró ser una persona muy polivalente y se ganó el pan trabajando como electricista y también como dependiente en El Corte inglés.

Pero hace dos años, el fútbol le dio otra oportunidad. Y es que el Fuenlabrada lo llamó para que se convirtiera en su utilero. «Me dijeron que necesitaban un responsable del material. Siempre he echado de menos el fútbol y quería reengancharme a este mundo. Ni me lo pensé», explicó al diario As.
Ahora, baba Sule vuelve a disfrutar del deporte del que tuvo que alejarse por las lesiones. Aunque en esta ocasión, al otro lado del campo.

Redacción: