Al desintegrarse la Unión Soviética (URSS) en diciembre de 1991, la eterna lucha entre Armenia y Azerbaiyán se hizo más hostil. En 1988, con el Estado soviético a punto de derrumbarse, las asperezas entre ambos países afloraron y comenzaron una guerra por el dominio territorial de la región de Nagorno Karabaj. El sangriento conflicto, que provocó un éxodo masivo de los habitantes, se prolongó durante seis años. Entre las miles de personas que tuvieron huir, había un grupo de jóvenes futbolistas que conformaban la plantilla del Qarabag FK. Aquel destierro da inicio a una historia de superación que culmina con un lugar en la fase de grupos de la Champions League 2017-2018.

El Qarabag FK cayó 2-1 ante Copenhague, campeón de las últimas dos ligas de Dinamarca, pero su triunfo por 1-0 de local y el gol de visitante le permitieron conseguir un lugar en el Bombo 4 del sorteo de la Liga de Campeones, que se llevará a cabo este jueves en el Principado de Mónaco. Este club, querido y respetado en su país por representar la resistencia azerí al conflicto bélico, está dispuesto a ganarse el cariño de Europa.

Los bombardeos en Agdam, la ciudad en Nagorno Karabaj donde nació el Qarabag FK, convirtieron al Imaret Stadium en escombros. En 1993, la institución se vio obligada a cambiar de sede. Su hogar se convirtió en un enorme pueblo fantasma. El sueño de volver a su lugar de origen sigue intacto, pero aún no pueden hacerlo realidad. Tras una breve estancia en Quzanli, se instalaron definitivamente en Bakú, la capital y ciudad más grande de Azerbaiyán.

Progresivamente, se convirtieron en el único club no surgido en Bakú en ganar el torneo doméstico. Es cierto que la mudanza les significó codearse con las entidades más poderosas de la Premier League azerí, pero no fue nada fácil escapar a su horrorosa experiencia y a la tortura provocada por la guerra. El camino fue largo. En su primer año fuera de casa, el Qarabag consiguió un doblete histórico de Liga y Copa. Pero fue un espasmo de fortaleza entre tanto sufrimiento, ya que no pudieron seguir cosechando éxitos. Les llevó un mucho tiempo volver a la cima.

El inicio de su resurrección llegó en 2008, con el desembarco del técnico Gurban Gurbanov y las inyecciones financieras de empresa agroalimentaria Azersun. Ganaron la Copa nacional y se clasificaron por primera vez en su historia a un torneo continental. En su debut ante el Rosenborg en la Europa League de la temporada 2009-10, pidieron a la UEFA si podían hacer un minuto de silencio antes del saque inicial. El partido que se jugó el 23 de julio de 2009, exactamente 16 años después de su destierro de Agdam. Cuando la UEFA supo que ese era el motivo, les vetó el tributo. En Qarabag el recuerdo de los orígenes siempre está presente.

El Qarabag FK ganó los últimos cuatro títulos en la Premier League azerí y las tres últimas Copas. Tras participar en dos ediciones más de la Europa League, y darse el lujo de jugar en el Signal Iduna Park ante el Borussia Dortmund en el 2010 (cayeron duramente por 0-4), su historia de superación sumó otro capítulo: se convirtieron en el primer club de Azerbaiyán en jugar la Champions League. Su hazaña comenzó en el segunda ronda de clasificación, donde se impusieron por un global de 6-0 al Samtredia de Georgia. Luego superaron por un global de 2-1 al Sheriff Tiraspol de Moldavia. Y, finalmente, se cargaron al poderoso Copenhague danés.

Se ganaron un lugar entre los 32 elegidos para jugar la máxima competición de clubes europeos. Van a representar a toda una nación. Podrían quedar emparejados con gigantes como Real Madrid, Bayern Munich, Juventus o Barcelona y jugar en el Santiago Bernabéu, el Allianz Arena o el Camp Nou. Pisar el césped o anotar un gol en uno de esos míticos estadios sería un sueño cumplido. Un triunfo ante cualquiera de esos gigantes sería uno de los sucesos más chocantes de la historia de fútbol, un deporte en el que todo puede pasar. Alcanza con mirar la historia del Qarabag.