El fin de semana, Club Natación Almería esperaba en su casa al Tiro Pichón y tenía que ser un partido más, como cualquier otro, de la Liga Nacional Juvenil de Andalucía. Pero no lo fue. El visitante ganaba 1-0 y cuando quedaba poco para el final, el árbitro (Fernando Pérez) cobró penal para los locales. Y ahí empezó el bochorno.

Enojados con la medida, los hinchas de la visita invadieron la cancha a los golpes, gritando y apretando a los rivales. También tirándoles cosas y amenazando de muerte a quien iba a ejecutar el tiro.

Así lo contó el juez el encuentro: «Un grupo de 20 aficionados del Tiro Pichón entró al terreno de juego lanzando botellines de agua y golpeando a jugadores y cuerpo técnico del Club Natación Almería. Incluso uno de esos aficionados me golpeó en la espalda con ambas manos. Tanto los aficionados que se encontraban en el terreno de juego, como fuera de él, nos amenazaron de muerte al equipo arbitral y al lanzador del penalti del equipo local si anotaba el gol».

Ante esta vergonzosa y peligrosa situación, Juanfra Miras -DT del Natación- le pidió a Alberto que fallara la ejecución, cosa que hizo. «Nosotros no teníamos nada en juego y lo que queríamos era evitar que hubiera agresiones, porque amenazas e insultos sí hubo”, señaló el entrenador después del encuentro. “Fue un desastre todo lo que vivimos en nuestro campo de fútbol; este tipo de cosas es lo que hace que aborrezcas el fútbol y pienses dejarlo, porque es una lástima que pasen este tipo de cosas en el fútbol formativo», se lamentó.

Por su parte, desde Tiro Pichón se defendieron diciendo que las amenazas no existieron, sino que los hinchas pidieron de buena manera que el jugador errara el penal. Pero el presidente del club, Juani Oñate, se quejó del árbitro: “Estuvo 90 minutos vacilando a los futbolistas, a los padres y humillando a los entrenadores”.