Rubén Israel habló en Radio Huancavilca y repasó lo que fue su andar por el Ecuador. El estratega uruguayo aprovechó la entrevista en dicho medio radial para revelar que tuvo cierto acercamiento con empresarios que quisieron llevarlo a Liga de Quito, y además remarcó que le gustaría volver al país para dirigir a cualquier equipo. Eso sí, dejó en claro que a Emelec no lo dirigiría por respeto a la afición de BSC.

«No fue nada más que una aproximación de empresarios y no podría decir que hubo algo oficial, esto fue hace algunos meses atrás» indicó sobre el tema de Liga de Quito.

«Creo que BSC está atravesando algo que todos los clubes necesitan, y es tener una dirigencia donde le brinden tranquilidad al plantel, al cuerpo técnico y a los trabajadores del club. El problema de BSC no era el que los dirigentes míos tenían, sino que venían heredando una cantidad de problemas y esta dirigencia también hereda todos esos problemas» expresó sobre la actualidad de BSC.

En relación a la actualidad de Ely Esterilla, quien fuera pieza clave en el equipo que dirigió años atrás, expresó: «Lo veo y mi me produce una alegría enorme. Verlo como ha madurado en su fútbol, en lo físico y en la lectura de los partidos…estoy muy feliz. Es un jugador con una proyección importante siendo corta su edad».

«Está en mis planes volver al fútbol ecuatoriano. Uno es técnico, es padre, es amigo; y yo en Ecuador me sentí como ciudadano, y para mi regresar significaría una alegría. Como no distingo camisetas, si mañana toca otro equipo que no sea BSC, volvería sin problemas. Si el equipo no fuera BSC, yo dirigiría otro equipo. No dirigiría jamás a Emelec, sería traicionar a la hinchada de BSC. Tengo el mayor respeto para Emelec porque es un grande de verdad y sus hinchas, pero sería traicionar a una hinchada que la llevo en el corazón siempre, y yo no traiciono» comentó.

Sobre la amarga «Final del siglo» en donde Barcelona cayó goleado frente a Emelec, Israel reiteró que le quedó un sabor amargo por la forma en que fueron superados y agregó: «Éramos una familia, atravesamos dificultades y llegamos a una final con una hinchada identificada con nosotros, fue una sensación de que merecíamos ganar el campeonato. Ese partido en el Capwell significó un duro golpe cuando a los 9 minutos Álex Bolaños fue expulsado. A nosotros nos quedó la sensación de impotencia, no se que pasó».