Se jugaban 37 minutos del complemento de la final de la cuarta división del torneo uruguayo de Cerro Largo cuando se originó una tremenda gresca entre los jugadores de Boca y de Conventos.

El inconveniente surgió cuando uno de los futbolistas agredió a un rival con un cabezazo y a partir de ese momento el resto de los jugadores se sumó a la pelea, que terminó en escándalo.

Luego de varias patadas y puños, los futbolistas, que no superaban los 18 años, pudieron ser separados y entonces el árbitro tomó la tarjeta roja y se la mostró a 11 jugadores.

Lo insólito es que este mismo partido ya había sido aplazado. La semana anterior el juez Raúl Mariño había arbitrado parte del cotejo en estado de ebriedad y fue detenido por golpear a uno de los futbolistas. Días más tarde reconoció que no estaba en condiciones y renunció a su profesión.

Todavía no hay fecha para la reanudación del partido, por lo que el torneo de fútbol de Cerro Largo aún no tiene campeón.