Si hace unas cuantas jornadas que Sergio Ramos es protagonista por sus manos, este martes le ha tocado el turno a Cristiano Ronaldo, que se puso el traje de portero para detener un disparo de falta de Aubameyang desde la frontal del área.

El delantero del Real Madrid, que estaba en la barrera, saltó con el brazo extendido e interceptó al balón de forma clara, pero el colegiado inglés Mark Clattenburg interpretó que tenía la mano enganchada al cuerpo, por lo que no pitó la nueva falta y la consiguiente tarjeta amarilla para el portugués.

La decisión fue muy protestada por los jugadores del Borussia Dortmund y por la hinchada local, que no se podían creer lo que estaban viendo.