Lejos de apaciguar las aguas, la reciente reforma de la Champions League (que otorgará cuatros plazas directas en la fase de grupos a España, Inglaterra, Alemania e Italia) parece ser solo el principio de una revolución en el sistema de organización del fútbol nacional e internacional tal y como hoy conocemos las competiciones.

El acuerdo garantiza la estabilidad de la Champions League hasta la temporada 2020-2021, más allá de entonces podríamos ver una nueva Superliga mundial, una idea de la que hoy se hace eco el Daily Mirror y en la que estarían involucrados clubes de Europa, China, Estados Unidos, Brasil, Australia y Sudáfrica.

El interés en esta Superliga de los grandes clubes estaría motivado por el temor de estos, salvo los ingleses, a que los sucesivos contratos de televisión de la Premier doten a los clubes británicos de una capacidad económica inalcanzable para el resto de campeonatos domésticos.

También las entidades de los mercados emergentes del fútbol, como China y Estados Unidos, están deseosos de crear una competición que les sirva de escaparate y reafirme el crecimiento que están desarrollando en los últimos años.

La nueva competición mundial aumentaría más si cabe la brecha entre los clubes de proyección internacional y sus rivales en las ligas domésticas, que se muestran contrarias a una deriva que podría acabar con la competencia en sus torneos.

«Veremos una competición mundial en pocos años. Es algo que no podemos frenar. Será una fiesta exclusiva para unos pocos, para las mayores marcas mundiales del fútbol», dice Jacco Swart, director de la Asociación de Ligas Profesionales Europeas Profesionales (EPFL), en declaraciones que recoge Mirror.

«La nueva Superliga estaría manejada por los mercados de televisión, los grandes patrocinadores, las marcas y el marketing de todo el mundo y no por razones futbolísticas. Para las grandes ligas (la Premier, LaLiga, la Bundesliga) es una mayor amenaza que para las pequeñas. Aquellas se juegan miles de millones; para las menores es solo cuestión de millones», dice Swart.