Después de medio siglo de admitir un máximo de cinco jugadores extranjeros, México ha aprobado de golpe y porrazo que cada equipo pueda disponer de diez extranjeros y ocho nacionalizados. La llamada Regla 10+8 fue aprobada por la Liga Azteca con el voto a favor de quince clubes antes del comienzo del Torneo Apertura, a mediados de mes.

El cambio de la norma ha provocado el fichaje masivo de extranjeros. Hasta la fecha, cuando aún falta un mes para que se cierre el mercado, ya son 170 nuevos jugadores: 61 argentinos, 29 colombianos, 16 chilenos, 15 uruguayos, 12 estadounidenses, diez paraguayos, nueve brasileños, nueve ecuatorianos, tres españoles, dos peruanos, un francés, un caboverdiano, un hondureño y un venezolano. Por contra, la medida ha causado el éxodo de los jugadores nacionales.

Entre otros han tenido que dejar la Liga Azteca futbolistas que no hace tanto fueron estrellas en su país, pero que por unas razones u otras bajaron su rendimiento. Hay muchos casos, pero los más llamativos son los de Fonseca (ex de Cruz Azul, Tigres y Atlante, que acabó en Costa Rica, en el Santos de Guápiles); Landín (ex del Morelia, ahora en el Pérez Zeledón, también de Costa Rica) o Isella (que jugó en el América y ahora está en el Deportivo Municipal, de Guatemala).

Sólo un club mexicano se ha negado a fichar extranjeros. Es el Chivas de Guadalajara, de Jalisco. Admite únicamente jugadores nacidos en México o hijos de mexicanos nacidos en Estados Unidos, el país que recibe más emigrantes aztecas.

La nueva Regla 10+8 ha dividido al país. Muchos están a favor, y casi los mismos en contra. El presidente de la Liga Mexicana, Enrique Bonilla, cree que «a medio y largo plazo esto ayudará a los jóvenes jugadores mexicanos a ser mejores futbolistas, y por lo tanto irá en beneficio de la selección nacional», pero el presidente del Chivas, Jorge Vergara, piensa que «con esta avalancha de extranjeros los futbolistas mexicanos tendrán menos oportunidades y al final la selección perderá competitividad». Otros clubes, como el Querétaro, ven en la nueva reglamentación una oportunidad de negocio. «Si cambia el modelo hay que volver a origen: la cantera. Aprovecharemos esta etapa para potenciar a los jóvenes de nuestras escuelas y sacaremos buenos futbolistas que se harán hueco y serán competencia para los extranjeros no sólo por precio, si no también por calidad», sostiene Arturo Villanueva, el presidente del club.

Hasta ahora la abundancia de jugadores nacionalizados ya era un problema para la Selección de México, un país en el que bastan dos años de residencia continuada para que los latinoamericanos y los españoles consigan el pasaporte y cinco años en el caso de otras procedencias. Esto acumuló nacionalizados en los equipos. El América y el Cruz Azul tienen seis en sus plantilla; Morelia, Pachuca, Pumas y Querétaro cuentan con cinco.

Ahora, con los diez extranjeros permitidos, el problema se agrava. Tijuana y Veracruz han fichado a 13 extranjeros para el torneo Apertura; Tigres y Querétaro, a otros 24, doce en cada caso; 11 el América. Los que cuentan con menos extranjeros, de momento, son Pumas, Chiapas y Atlas, con media docena cada uno.

La nueva Regla estará en vigor esta temporada, pero a partir de la próxima y al menos para las dos siguientes se suavizará. Se permitirá un extranjero menos por equipo, nueve, y el mismo número de nacionalizados. En total 18 jugadores de los 23 de cada plantilla, por los 20 que ahora se permiten.