Apenas una victoria separa a Independiente del Valle de la posibilidad de ser campeón de la Copa Libertadores de América y jugar en diciembre la Copa Mundial de Clubes de la FIFA Japón 2016. Para muchos, la frase todavía suena a milagro, a alineación de planetas en el momento justo y en el lugar exacto. Pero no: los cimientos de este finalista inesperado que buscará el miércoles en Medellín su primer título no están hechos de casualidades.
“Tenemos claro hacia dónde vamos, con un grupo muy comprometido de dirigentes y un gran cuerpo técnico. (Tenemos) Una pequeña pero muy estructurada organización formativa que trabaja con conceptos europeos”, es la primera explicación del éxito que le dio a espndeportes el millonario Michel Deller, cabeza del grupo de amigos-empresarios que dirigen el equipo desde 2007.
El arribo del grupo revolucionó un club que hasta entonces era casi amateur y jugaba en la tercera división ecuatoriana. Había nacido como Independiente en 1958 gracias a la pasión de José Terán, zapatero de Sangolquí, un pueblo a 30 minutos de Quito. Terán vio que los partidos que jugaba con sus amigos en la plaza del pueblo eran muy intensos. Los organizaban siempre como artistas –los joyeros, orfebres, carpinteros, el mismo Terán- contra intelectuales –los que estudiaban en la Universidad-. Así decidió crear un club para competir en la Liga cantonal (regional). Lo llamó Independiente porque a su zapatería llegaba la revista argentina El Gráfico, que contaba las hazañas de Independiente de Avellaneda.
En 1977 pasó a llamarse Independiente José Terán, dos años después de la muerte de su fundador, y el cambio a Independiente del Valle se da con la llegada de los empresarios, exitosos en el área inmobiliaria y de negocios de comida rápida. ¿El objetivo? “Tener un club que trabajara en la parte social, en el desarrollo intelectual y humano de nuestros jugadores, transmitiendo al mismo tiempo distintos valores a la comunidad y al país. Decidimos que ese era nuestro rol y vimos que había espacio para un club diferente”, contó Deller. En resumen, ser el semillero de referencia de Ecuador. El modelo de desarrollo a seguir era la Academia Aspire, de Qatar.
En un año ascendió a la Serie B, la segunda ecuatoriana, y demoró dos temporadas más en ascender a Primera. Lo hizo con un equipo plagado de chicos menores de 18 años, entre los que destacaban dos jugadores que hoy son referencias de la selección: Jefferson Montero y Juan Cazares.
Un presupuesto pequeño para una ambición gigante
Hoy, siguiendo la misma filosofía deportiva y de inversión de sus modestos 5,5 millones de dólares de presupuesto, es el equipo más joven de la historia en ser finalista de la Copa Libertadores, con 23,7 años de promedio. El scouting hace lo suyo: sus futbolistas locales vienen de 11 provincias diferentes del país.
Daniel Azcona, paraguayo nacionalizado ecuatoriano, es uno de los cuatro extranjeros que tiene el club. El arquero es una de las grandes figuras de la Copa y desde 2010 disfruta desde adentro el crecimiento de Independiente.
“Los dirigentes son muy serios, están constantemente con nosotros viendo qué nos falta, qué podemos mejorar. El diálogo es lo primordial”, le dice a FIFA.com.
“Además cómo trabajan las inferiores. Les dan el mismo trato que nos dan en el plantel principal, les dan toda la infraestructura. Capaz que en otro club se entrenan en canchas en malas condiciones. Aquí lo hacen en canchas que están perfectas. Tienen colegio en el complejo, psicólogo para prepararlos para jugar partidos con presión, sin presión. De abajo los trabajan, los motivan y la mayoría de los que están ahora en Primera están gracias a eso. Han llegado muy rápido”.
Hijos de la estructura son, por ejemplo, chicos como Bryan Cabezas -19 años, autor de un gol en la semifinal ante Boca Juniors en La Bombonera-, José Angulo -21, un tanto a River Plate en octavos, dos a Pumas en cuartos y uno frente a Boca en Quito- o Júnior Sornoza -22, el mago del mediocampo-. Ellos son las caras más brillantes de la causalidad.
Como sucede desde octavos, IDV volverá a definir una serie como visitante. El 1-1 en Quito hace que sea la primera a la que llega sin haber ganado en la ida. “Imaginate si llegamos a la final y salimos campeones sin siquiera haber ganado un torneo acá en Ecuador”, cuenta Azcona que se decían dentro del plantel hace pocas semanas. Desde 2012 que la base de jugadores es la misma, dirigida por el mismo cuerpo técnico liderado por el uruguayo Pablo Repetto. Ninguno de los restantes 32 equipos que iniciaron la fase de grupos tenía una dirección técnica de tantos años. Una piedra más en los cimientos de un finalista inesperado pero no improvisado.