Michael Soto había prometido en Twitter que iba a meterse en el campo de juego. Lo que quería era abrazar a su ídolo, Lionel Messi.

El joven es un norteamericano fanático del fútbol. Saltó al césped, corrió, le hizo reverencias a la Pulga y hasta le pidió un autógrafo. Ah, y le dio dos abrazos.

«Los nervios me están golpeando, pero igual saltaré al campo», escribió en Twitter minutos antes de cumplir su promesa.

«Finalmente afuera». Claro, al pobre de Michael lo metieron en la cárcel por unas horas por haber burlado la seguridad del estadio.

Hasta la marca que viste al argentino y a la Selección le dedicó un tweet a Michael.