Pep Guardiola en estado puro. El entrenador del Bayern Munich protagonizó una de las grandes imágenes del choque en la cumbre en la visita de los bávaros al feudo del Borussia Dortmund, que terminó con empate a cero. Al término del choque, al exentrenador del Barcelona se le vio visiblemente enojado y le metió lo que parecía una buena bronca a su jugador Joshua Kimmich, pero siempre de forma paternalista y con alguna carantoña.

Cuando terminó el encuentro, ya se vio que Pep Guardiola tenía cara de pocos amigos. Aun así, lo primero que hizo fue saludar a su ‘colega’, el técnico del Borussia Dortmund, Thomas Tuchel, pero inmediatamente después se fue hacia sus jugadores. Primero, hacia Boateng y Benatia, pero su ‘objetivo’ era Joshua Kimmich, con el que tiene una relación prácticamente de padre.

Le dio en pleno terreno de juego una lección magistral táctica, no le recriminó nada, le corrigió diversos aspectos de una manera muy vehemente, pero también con halagos hacia un futbolista muy polivalente, el ‘ojito’ derecho de Guardiola, que tuvo que volver a retrasar su posición en el centro del campo y hacer de central por las bajas del equipo, pese a que Benatia ya se encuentra recuperado. Un rol que lleva desempeñando desde hace varias semanas y que ha convencido de lleno a Pep.

El de Santpedor le había elegido por encima de otras opciones, aún a sabiendas de que tenía que emparejarse con futbolistas de la talla de Aubameyang, el gran peligro del Borussia Dortmund. Y tuvo errores, sí, pero también aciertos. Y así lo reconoció el propio Guardiola tras el partido: «Por favor, no sigan diciendo que no es defensa central», aseguró a los periodistas.

Guardiola fue muy vehemente con Kimmich porque le tiene una gran confianza, aunque pudiera parecer una gran reprimenda. Lo cogió por el cuello y se juntaron las dos caras, en una imagen muy paternalista.