El jugador belga Divock Origi se encargó de anotar el cuarto gol del Liverpool en la humillada que le dieron al Aston Villa, por lo que sus aficionados se volvieron locos y uno de ellos ¡hasta lo besó!

Sí, un beso fue el “premio” este día de San Valentín, el que tuvo el delantero tras su anotación, situación que lo tomó por sorpresa hasta que fue auxiliado por uno de sus compañeros ante la euforia de los aficionados.