El concepto de hipocresía proviene de un vocablo griego que hace referencia a la función de desempeñar un papel, de actuar. En la Antigua Grecia el hipócrita era un actor teatral, que no tenía ningún tipo de connotación negativa. Posteriormente, en esta misma cultura, se utilizó el término para referirse a aquéllos que “actuaban” en la vida cotidiana, es decir que fingían ser personas que no eran o pregonar algo que no creían en realidad; significado que todavía sigue vigente. Cabe mencionar que en la Biblia el concepto es utilizado en repetidas ocasiones y hace referencia a alguien que se aleja de lo que Dios desea; es decir, que es infiel a la verdad.
El tremendo desaguisado que monto Florentino Perez con la ida de Iker Casillas, confirma el desprecio que el presidente del Real Madrid tiene con esos adornos costosos que se compra cada verano para engalanar su casa. El mandamás blanco, que vive solo por y para su chequera, repitió la misma historia de Hierro, Raúl, Sneijder, Redondo, Makelele, Figo, Robben, Valdano, Özil, Di María, Xabi Alonso y el próximo de la lista se llama, Sergio Ramos. Tantas historias de cracks echados a patadas por la puerta trasera no han pasado desapercibidas para el nacido en Sevilla, el defensa no está dispuesto a vivir lo que ellos han sufrido y ya busca tiquetes a Manchester.
El dictador merengue adora los reflectores, así esas luces no conduzca a nada. Así lo demostró cuando se fue Makelele para traer a Beckham, cuando se fue Xaby y vino Kroos, el equilibrio del once se puede ir a la basura mientras el torniquete de la entrada siga girando y la maquina siga produciendo dinero. El tema incluye también a entrenadores, la salida más sonada durante su mandato fue quizás la de Vicente del Bosque pero cuando hace poco confirmó la destitución del artífice de la Décima lo hizo con un escueto: “La junta ha decidido relevar a Carlo Ancelotti”, entonces, el que contrata las estrellas es Florentino y la Junta es quien las despide. Ya entendí.
Ahora mismo, la historia se repitió con Iker. Es tal el poder del emperador que apenas el pulgar va hacia abajo, comienza la escalada de los medios por señalar a los jugadores de peseteros, de codiciosos o traidores a los inmaculados colores blancos, trasladando la responsabilidad de la salida a los que hacen las maletas y vendiendo la idea que el inocente presidente, no echa a ninguno ni induce a nadie a marcharse. Ya entendí.
Es evidente que el futbol es un deporte que mueve mucho dinero, que Florentino Perez es un hombre de negocios y al que le encantan las figuras mediáticas que puedan vender muchas camisetas, pero una cosa son los billetes y otra el respeto. Para nadie es un secreto que cuando el máximo jerarca blanco llegaba al vestuario saludaba a compañeros que estaban al lado de Di Maria pero a él lo ignoraba o que cuando Iker Casillas cumplió 15 años en el primer equipo, no hubo homenaje en el césped del Santiago Bernabéu. Esos detalles no se olvidan fácilmente.
Este señor de 68 años que se considera el primer madridista, no es más que un hipócrita que intenta a punta de cínicos discursos lavar su cara y mantener siempre su imagen de victima antes que victimario. El dueño del Cirque du Soleil se cree más importante que los artistas y se rodea de una secta de aduladores que no son capaces de llevarle la contraria a quien les firma sus cheques. Muy seguro que ya le habrá dicho a Benitez que él será el Ferguson del Real Madrid, así como se lo dijo a Del Bosque o a Ancelotti, pero ya todos conocemos la coherencia de Pinocho.