El increíble ascenso de Bournemouth ha cautivado a los hinchas que han sido testigos de una historia que se asemeja a los cuentos de hadas. Es que el club, conocido como “Las Cerezas”, llegó a estar sin un centavo en sus arcas, en una ciudad que es más famosa por ser el hogar de los jubilados y los muelles que por su amor por el fútbol. En enero de 1997, los jugadores y delegados del club se plantaron en las principales plazas de la ciudad con un balde para pedir limosna. La colecta fue tan exitosa que el club se salvó y dio paso a la formación del primer equipo comunitario del fútbol inglés.
Los problemas no desaparecieron, pero ese momento marcó un punto de partida que se confirmó en los últimos días con el ascenso a la liga de fútbol más rica de todo el planeta. AFC Bournemouth pasó de pedir limosna a la Premier League .
“Estuvimos de rodilla pidiendo dinero con nuestros sombreros. El actual entrenador Eddie Howe fue uno de los jugadores que estuvieron en la calles cuando los aficionados nos salvaron”, recordó en la BBC el antiguo presidente del club, Trevor Watkins. “Nuestro asistente técnico, Jason Tindall, fue una de las primeras incorporaciones que hizo el grupo de hinchas que dirigían el club. Steve Fletcher también fue jugador y ahora todos siguen juntos con esa pasión, espíritu y unión”.
En 2008, el club volvió a estar en problemas financieros, con deudas superiores a los US$ 6 millones, y estuvo a cinco minutos de desaparecer. “Había una conferencia de prensa a las 12 del mediodía para anunciar el cierre del club. A falta de cinco minutos para las 12 no sabía si iba a conseguir el dinero”, contó Gerald Kraner, la persona que fue encargada para buscar una solución. “Fue sólo el buen gesto del actual presidente Jeff Mostyn, quien llegó con el dinero, que el club pudo superar ese momento y salir del concurso de acreedores”, recordó.
Resuelto el problema financiero, “Las Cerezas” tuvieron que hacer frente a un panorama aún más negro en el aspecto deportivo al ser penalizado con la reducción de 17 puntos y la prohibición de comprar jugadores durante la temporada 2008-2009. Hundido en el último puesto de la última categoría del fútbol profesional, el club despidió a Jimmy Quinn a mitad de temporada y nombró al ídolo local, Howe, como sustituto.
Howe, de 37 años, sólo ha sido director técnico durante seis años, pero en ese tiempo logró tantos éxitos que fue reconocido recientemente como el entrenador de la década en las categorías de ascenso del fútbol profesional en Inglaterra. Meticuloso en su preparación, Howe le dio a Bournemouth un estilo de juego fluido, con la pelota en constante movimiento, filosofía que se ha mantenido desde que se sentó en el banco por primera vez a los 31 años, el más joven entre los 92 clubes profesionales ingleses.
De salvar al equipo en mayo de 2009, Howe consiguió el ascenso a la League 1 (tercera división) a la temporada siguiente. En 2011, estuvo cerca de lograr su segunda promoción en dos años, algo que consiguió en 2013, tras tener un breve paréntesis entrenando a Burnley. En su segunda temporada en la Championship (segunda división), Howe y Bournemouth alcanzaron el ascenso a la Premier.
Un pequeño pez en un lago de dinero
Bournemouth será el equipo con el estadio más pequeño de los 20 clubes de la Premier el próximo año, con capacidad para tan sólo 12.000 espectadores. En su último balance financiero, el equipo terminó con un volumen de negocio de unos US$ 8 millones, cifra minúscula comparado con los US$ 400 millones que movilizó Manchester City.
“Un cálculo conservador fija que un club recién ascendido a la Premier debería recibir unos US$ 160 millones”, explicó a la BBC Rob Wilson, experto financiero en fútbol de la Universidad de Sheffield. Cifra que podría aumentar considerablemente si el club logra conservar su lugar en la elite una temporada, para cuando entre en vigor el multimillonario contrato por derechos de televisión que la liga acordó a partir de 2016.
Pero no todo es dinero y los hinchas de Bournemouth podrán ver a sus jugadores en álbumes de figuritas, jugar en la liga fantástica y preparar el estadio no sólo para recibir a Chelsea, Manchester United o Arsenal, sino también a los 200 países y 4.000 millones de personas que ven la Premier alrededor del mundo cada temporada.