Una de las muchas definiciones que se le da a la autocrítica es “la práctica sana, que consiste en ser consciente de los propios fallos o defectos, asumirlos y proponerse corregirlos o atenuarlos en la medida de lo posible”.

El valor de la autocrítica es aplicable a todos los ámbitos de la vida, y el fútbol no es la excepción. A todos nos cuesta ser críticos con nosotros mismos, especialmente cuando se trata de reconocer nuestros errores o defectos. Hay muchos que caen en los malos extremos, son muy autocríticos, incluso llegando a altos niveles de culpabilidad y baja autoestima; y también está el otro lado, los que son muy poco autocríticos, pudiendo llegar a ser considerados mediocres o poco luchadores. Ningún extremo es bueno y encontrar la justa medida es lo complicado.

Cuando se trata de directores técnicos, la autocrítica es una realidad a la que se enfrentan a diario. Después de cada partido deben hacer un análisis y se les exige que tengas respuestas para todas las preguntas. En este punto no concentramos en Rubén Israel, director técnico de Barcelona. No con el afán de crítica, más bien reconociendo su trabajo, y con el propósito de analizar uno de los aspectos que más sorprende, su analítica.

Desde que Israel llegó a Barcelona se destacó por su facilidad de palabra y lo bien que se expresaba ante los medios de comunicación. Esta situación dio resultado el año anterior porque aunque Barcelona no mostraba un buen nivel, le alcanzó para llegar a la final, e incluso se preponderó la capacidad del entrenador para ser muy estratégico y resultadista. Se lo justificaba porque él no había armado el plantel. Hasta ahí todo bien.

Cuando arranca la temporada 2015 las expectativas eran otras. Si bien es cierto todos conocíamos que el uruguayo es defensivista por excelencia, esperábamos una variante más ofensiva, justificada en el gran número de jugadores con vocación ofensiva con los que se reforzó el cuadro amarillo. Esas expectativas nunca se hicieron realidad. Se exageró en la compra de jugadores y muchos de esos refuerzos no han aportado lo que se esperaba. Al principio se pidió paciencia y tiempo. Luego se dijo que faltaba trabajo y que los resultados llegarían. Llegaron solo a medias. Luego se volvió a retroceder, eliminación vergonzosa de la Copa Libertadores y hasta hoy pocas posibilidades de poder ganar la primera etapa del torneo local. Hasta aquí todo mal…y se pone peor.

Se pone peor porque no hay una solución inmediata y porque si el líder de un equipo no puede ver los errores, pone excusas y se sigue justificando, seguirá entrenando al grupo según lo que él cree. El equipo jugará como entrena y no habrá cambios positivos. Rubén Israel ha cogido a las ruedas de prensa como su guarida para excusarse y querer hacer un intento de autocrítica, pero que lamentablemente hoy por hoy no es suficiente y se repite semana a semana.

Barcelona es un equipo sin identidad porque el técnico no conoce la historia del club. Después de la eliminación ante Estudiantes dijo: “Para Barcelona es un privilegio participar en Copa Libertadores”. “Nos deja una sensación amarga, pero nos deja un cúmulo grande de experiencia”. Mientras escuchaba sus declaraciones yo pensaba “¿seguimos hablando de Barcelona?”.

Después acotó: “Hay muchos aspectos positivos que nos dan fuerza y nos indican que estamos por el camino correcto”. Aquí yo pregunto: ¿cuál camino?

Una autocrítica real debe ser siempre profunda y hacia adentro; debe ser sincera y se debe tener cuidado con las expresiones y el lenguaje. Principio básico: fondo y forma.

Afuera hay una hinchada que pide respeto, pero que sobretodo pide compromiso. La hinchada puede perdonar malos resultados, pero lo que no perdona es la falta de entrega y de trabajo. La hinchada quiere ver un líder que conozca al equipo y a su historia, que agarre el volante y conduzca la nave con valentía y personalidad. Un líder que sepa hacia dónde va y que sabe que todo lo que hace hoy es para lograr llegar a esa meta.

“La autocrítica es necesaria, pero en su justa medida”.

Por: Ab. Sylvia Meneses Echeverría
Máster Internacional en Gestión y Marketing Deportivo
Twitter: @pilumeneses