No existe un jugador en el planeta, por más crack que este sea, que sólo pueda hacer campeón a un equipo. Prueba de aquello, ni Messi ni Cristiano con lo fenomenales que son han podido darle a su país un título de Copa América o Eurocopa respectivamente y ni se diga un Mundial.

Para ganar títulos se necesita de un equipo, en donde el funcionamiento colectivo sea lo que prime antes que las individualidades. Sin embargo no es menos cierto que hay jugadores que influyen más que otros en el rendimiento del mismo. Hoy no existe un jugador en el fútbol ecuatoriano que tenga mayor grado de influencia en su equipo que Miller Bolaños.

Sin ser un clásico número nueve, su poder de conversión es altísimo. Fue el goleador del Emelec bicampeón con 19 dianas, a tan sólo uno del máximo goleador del torneo. Adicionalmente fue un valuarte y el goleador de la última Copa Sudamericana.

Este 2015 vuelve a brillar con luz propia y ya se ubica como goleador del campeonato nacional, y que decir de la Copa Libertadores en donde ya es considerado por la prensa internacional como una de las grandes figuras del torneo Continental. Su gran nivel ha influido a que Emelec haya tenido un gran arranque y haga ilusionar a su gente.

Pero lo de Miller no es sólo goles. Bolaños no convirtió ninguno de los 5 últimos goles de su equipo, sin embargo asistió en todos ellos. En Casa Blanca a Mena, a Burbano y Mena en Portoalegre y a Mena y Mondaini en el último Clásico. Lo que no es una casualidad, pues es actualmente el mayor asistidor de la Libertadores con 5 pases gol.

Cuando uno habla de influencia no sólo se refiere a goles y asistencias, pues sí estos aparecen en partidos sin historia no sirven de mucho. En los partidos claves siempre apareció Miller. En la final del 2014 fue el jugador más importante con sus dos goles y dos asistencias, sumado a que hizo expulsar a su hermano Alex lo que influyó directamente en el trámite del partido jugado en el Capwell.

La influencia de Miller también se mide cuando no está en la cancha. El Clásico del Astillero jugado en el Monumental en la segunda etapa lo dominaba Emelec hasta que Miller tuvo que salir de la cancha por el incidente de la camiseta rota, y lo terminó ganando BSC. De igual manera, Emelec pierde el Clásico en el Capwell sin la presencia de Bolaños por lesión.

La realidad es que esta es la mejor versión de Miller Bolaños, la cual sería imposible disfrutar si no estaría en esta gran maquinaria azul llamada Emelec, y en gran parte también a que encontró a su socio ideal en Ángel Mena. Ambos se potencian jugando juntos, y el uno se nutre del otro cuando están en cancha.

Ya quedará para el análisis de cada uno pero en lo personal no creo que ni el mejor Juárez, el extraordinario Mondaini del 2006 o el incontrolable Enner Valencia del 2013 fueron tan influyentes en sus equipos como lo es Miller Bolaños en el actual Emelec.

Al hincha de Emelec que lo disfrute mientras pueda, pues este nivel tan alto es muy difícil mantenerlo por tanto tiempo y si es que lo mantiene, sus días en nuestro fútbol están contados.