El periodista mexicano Francisco Vela escribió un blog de la experiencia que tuvo cuando fue al entrenamiento de León; el colega fue a realizar una entrevista y de repente le llamó la atención y redactó todo lo que hizo el ecuatoriano Marcos Caicedo una vez finalizada la practica con el resto de sus compañeros. El compatriota se quedó una hora más entrenando solo donde pule sus falencias.

A continuación te dejamos la crónica de nuestro amigo Paco Vela.

Hace unos días tuve que regresar a la casa club, lugar donde entrena regularmente el León cuando no lo hace en el estadio. El acceso está restringido y sólo pude reingresar al lugar luego que Matosas haya concluido su entrenamiento y retirado a su vestidor.

El motivo por el que había regresado fue que tenía agendada una entrevista con Jonny Magallón previo al juego contra Chivas, el defensa me confirmó ese mismo día el encuentro y me pidió que lo esperara, que al término de la práctica con gusto me atendería.

A las 11 de la mañana en punto nos dieron acceso y a cinco minutos después yo ya estaba listo con micrófono en mano y con el camarógrafo buscando la locación para tener el mejor cuadro posible.

El lugar donde estábamos esperando a Jonny Magallón queda de frente, como a 200 o 300 metros, de donde estaba entrenando el León.

La espera me comenzó a desesperar.

Dejé por un momento el papel de entrevistador y me enfunde en el papel no del reportero si no del observador, les cuento que suele pasar que cuando reporteo pierdo referencia, que me vuelvo quisquilloso y a veces dejo pasar cosas que a simple vista parecen sin importancia.

Abandonado mi presuntuoso traje de reportero, comencé a fijar la vista en el campo de entrenamiento. Sobre la cancha todavía estaban varios jugadores entre ellos el Palermo Ortiz, Iván Pineda y Martín Bravo.

Los utileros del León entren ellos el Frijol y el Ronaldinho hacían esfuerzos por terminar de levantar todos los materiales que usó José Altieri y Gustavo Matosas en los trabajos de ese día.

Trabajo más difícil que ponerlos es recogerlos, pues suele pasar que los futbolistas les juegan un tipo de broma pesada pateando las pelotas lo más lejos posible de donde están, en un tipo de humor negro que encara con risas resignadas todo el departamento de utilería del León y que disfrutan a carcajada abierta el gremio de futbolistas.

Esa era mi primera imagen. Nada que no haya visto antes, me dije.

Enfoqué un poco más y llegué a un segundo plano.

Al fondo de esa cancha estaba un jugador del León en solitario dominando con buenas maneras la pelota. Una par de evoluciones de FreeStyle, una, otra y otra vez.

La imagen sería muy triste si no fuera porque al jugador lo acompaña una pelota, compañera de juegos de muchísimos de nosotros, en ratos de soledad nada tranquilizaba más que el sonido de la pelota pegando en el zapato: Pa¡ Pa¡ Pa¡

Mi atención se centró en seguir a Marcos Caicedo jugador que con 22 años abandonó su país comprado por el León en una cifra espectacular de cuatro millones de dólares. Recordé como lo había visto jugar con el Emelec en la pasada Copa Libertadores ante el León.

Aquella visite que hice al George Capwell en Guayaquil para narrar el juego entre el Bombillo y los esmeraldas, partido donde Caicedo tuvo una gran actuación por la banda de la izquierda y ayudó a su equipo a derrotar al campeón del futbol mexicano. Ese fue el juego que catapultó a Marcos Caicedo para llegar al León meses más tarde.

Me pregunté si habrá valido la pena que el club pagara tanto por haberlo visto un juego; es cierto que más referencias debió haber pedido y tenido Jesús Martínez Murguía para hacerlo, sin embargo es el mismo presidente del León el que hace referencia a ese juego cuando se le preguntó el por qué se decidió a contratarlo.

“Fue el que nos hizo la fiesta en Ecuador”, dijo Jesús Martínez.

11:30 am y Jonny Magallón no salía para poder realizar la entrevista. Dejé el lugar donde estaba, mi mirada ya no se posó sobre Caicedo y se puso a buscar el automóvil de Magallón a la distancia para cerciorarme que no había abandonado la cita, o mejor dicho no había perdido la oportunidad de cumplir con mi encargo por estar atento a Marcos.

Vi el carro de Magallón, luego mi reloj y regresé a ver en que estaba Marcos Caicedo.

En el primer plano Martín Bravo seguía haciendo abdominales. El segundo plano no vi a primer golpe de vista al ecuatoriano, fue uno o dos segundos después que lo volví a ubicar.

Sólo y con su soledad ahora ya se había despedido de la pelota y comenzaba hacer por la banda de la izquierda, esa misma donde “le hizo la fiesta al León”, la misma que lo catapultó al futbol mexicano al bicampeón de la Liga Mx, una serie de carreras repetidas.

De ida y vuelta, una y otra vez, tomándose unos segundos de recuperación en cada embate.

Caicedo iba a toda velocidad corriendo por la banda en loca fuga y como si en ellos se le fuera la vida, corriendo por la banda en un partido personal.

Recordé que a Caicedo no le ha ido bien, ha sufrido en su debut, se ha lesionado y la afición se ha metido duro con él, tanto que hasta cerró su cuenta de twitter.

Quiere recuperar la fiesta que dejó en Ecuador.

Verlo correr tanto me cansó. Me acordé de mi misión y voltee a ver primer el reloj: 11:50 de la mañana. Levante la cabeza y busque el auto de Jonny, seguía donde mismo.

Marcos Caicedo mientras tanto recuperaba el aliento y regresaba caminando. Un minuto después comenzó a hacer piques explosivos, cortos pero rápidos con cambio de orientación, frenadas inesperadas y ensayando regates

El camarógrafo que iba conmigo no sé si por estar ya inquieto por la incomparecencia de nuestro invitado o motivado por la curiosidad se acercó y vio que estaba atento a lo que hacía el jugador del León.

No duró mucho la plática entre el compañero de la lente y yo, más o menos duró lo que se tarda en decir y escuchar un “No”, un “No” seco y cortante. Me negué, no estaba reporteando, sólo estaba viendo.

Las 12 en punto. Los rayos del sol son insoportables para todos pero más para el que está haciendo ejercicio. Caicedo recupera aire, se levanta la camisa de entrenamiento y camina lentamente hasta el vestidor. Una hora después de que terminó el entrenamiento el resto del equipo.

Por cierto, yo tuve que esperar una hora más para que saliera Magallón. Fue una gran entrevista

Nota: Jeanpierre Molina
@tuski16