Hace varios días, Javier Zanetti se despidió del fútbol profesional con toda la ovación que se puede llevar un profesional. El defensa argentino no quiso colgar los botines, sin antes agradecer, a los aficionados ‘Nerazzurris’ y ‘albicelestes’, que siempre estuvieron alentando desde las gradas.

Carta de Javier Zanetti:

Queridos aficionados del Inter, queridos deportistas de cualquier equipo: ¡gracias!

Gracias por haber rodeado tanto a mi familia como a mí, con un abrazo de afecto, estima y amistad en los días de mis últimos partidos en el campo. Una bonita lección de deporte y sentimientos.

¡Gracias!

En mi vida de futbolista me he entregado al máximo en los entrenamientos, en el campo, en mi relación con los aficionados, en el gimnasio después de las lesiones, en las actividades con la Fundación PUPI, pensando que el fútbol no es sólo el deporte más bonito y el trabajo más feliz, sino que el balón, tanto si juegas en Mondovisione o entre cuatro amigos, puede ser una escuela de valores y sentimientos.

Esto es lo que me enseñó mi padre cuando trabajaba con él de obrero. ¡Y esto es lo que me enseñaron ustedes con su afecto!

Queridos aficionados del Inter, estarán siempre en mi corazón, con nuestros colores, nuestras banderas, nuestro estilo. Espero servir al club como directivo igual que lo he hecho en el campo llevando el dorsal número 4, Capitán dentro y fuera. En los días de las Copas y en los días para olvidar, siempre hemos sido interistas, y siempre lo seguiremos siendo.

Queridos aficionados de Argentina, he tenido el honor de vestir la camiseta albicleste como Capitán, espero con ustedes una nueva victoria, siempre los apoyaré, desde la primera línea, como cuando de niño saltaba en el sofá de mi madre cuando marcábamos un gol.

Queridos amigos campeones que me abrazaron tantas veces en el campo, quizá después de una gran fiesta, queridos aficionados del resto de equipos, la rivalidad deportiva hace grandes las victorias y aceptables las derrotas. Enfrentarse en el campo hace que el deporte sea un modelo de vida, donde no cuenta un único jugador sino el equipo, donde los goles encajados enseñan una lección.

Gracias. El Capitán los saluda pero no cuelga las botas: el Partido Infinito por un deporte de ideales acaba de empezar!