Tokio 2020 será Tokio 2021. El coronavirus no ha respetado, tampoco, la gran cita que convoca cada cuatro años al deporte mundial y que debía comenzar el 24 de julio. Así se lo comunicó hoy el primer ministro japonés, Shinzo Abe, al Comité Olímpico Internacional (COI).

El mandatario nipón mantuvo una conversación telefónica con Thomas Bach, presidente del COI, y en ella le planteó el escenario de 2021 como el preferido. Después, el ministro japonés para los Juegos, Seiko Hashimoto, lo confirmó en rueda de prensa.

El pasado domingo, el Ejecutivo del organismo olímpico reconoció por primera vez la posibilidad de un aplazamiento y se dio un plazo de cuatro semanas, hasta finales de abril, para abrir conversaciones con el gobierno de Japón, la ciudad, patrocinadores, televisiones, federaciones internacionales y deportistas para determinar si era mejor el otoño de 2020, 2021 o 2022. Pero el país anfitrión no quiere esperar más.

Durante el lunes, la presión internacional solicitando un retraso de un año creció. Australia, Canadá, Polonia, Irán, Suiza o Portugal anunciaron que no enviarían a sus deportistas si los Juegos se desplazaban al otoño del 2020, pues no se garantizaba la protección de la salud ante la extensión de la pandemia del COVID-19. Un boicot sanitario.

Estados Unidos, a través de la presidenta de sus comités Olímpico y Paralímpico, Sussane Lyons también solicitó retrasar la cita. La amenaza de no contar con la gran potencia olímpica (121 metales en Tokio) era latente. «Está más claro que nunca que el camino hacia el aplazamiento es el más prometedor», expuso Lyons tras realizar una encuesta entre 1.780 deportistas.