El Valencia, con el 35% de su plantilla contagiada, es el equipo de LaLiga Santander con más jugadores afectados por coronavirus. Esto ha obligado a sus futbolistas a observar una estricta cuarentena que algunos, como es el caso de José Luis Gayà, han confesado a través de sus redes sociales que pasan en el sótano de sus respectivas viviendas, alejados de cualquiera de sus familiares más próximos.

Algunas voces, especialmente las procedentes de los estamentos médicos, han señalado que el origen de la masiva infección de los hombres de Albert Celades pudo estar en ese partido disputado el 18 de febrero en Milán, ante el Atalanta italiano, correspondiente a la ida de octavos de final de la Champions League.

Dichas fuentes calificaron en su momento de ‘barbaridad’ la disputa de un partido de esas características a puerta abierta, cuando el coronavirus estaba empezando ya asolar Lombardía, la provincia italiana en la que se encuentra ubicada Milán.

Ahora se conocen más detalles de cómo se vivieron las horas previas de aquel partido en la capital lombarda y cómo pudieron influir algunas de las actitudes observadas por aficionados de uno y otro equipo en la posterior propagación del virus.

Según fuentes periodísticas recogidas en Italia y que vivieron en primera persona aquel partido, el contacto entre seguidores del Atalanta y del Valencia fue constante. Sobre todo en las horas previas al choque.

De acuerdo a estas versiones, en el metro que trasladaba a aficionados de ambos equipos hasta el escenario del encuentro los hinchas de Atalante Valencia, pese a ocupar vagones distintos, se intercambiaban cánticos y ‘pullas’ a pleno pulmón,facilitando con ello la propagación de partículas potencialmente portadoras del virus. Un metro, por cierto, que según las citadas fuentes, “iba tan lleno como un lunes por la mañana, cuando toda la gente se dirige a sus lugares de trabajo habituales”.

Los botellines de cerveza iban de boca en boca de aficionados de uno y otro equipo.

Y una vez llegados a las inmediaciones del estadio la cosa empeoró. Testigos presenciales aseguran que los aficionados de Atalanta y Valencia, en buena sintonía, compartieron barras de bar y en ellas, cervezas que, en botellines, corrían de boca en boca de unos a otros. El mejor caldo de cultivo que puede encontrar un virus de estas características.

Y una vez concluido el choque, dichos testimonios hablan de escenas entre seguidores italianos y españoles, que se abrazaban en buena sintonía, retándose, pese al concluyente 4-1 final, para el encuentro de vuelta, tres semanas después en Mestalla. Partido que ya se jugaría, este sí, a puerta cerrada.

Fuentes médicas aseguraron que la disputa del partido a puerta abierta fue “una barbaridad”

Para algunos, en Italia, aquel Atalanta-Valencia fue la bomba que acabó por hacer estallar el coronavirus que ya se ha cobrado miles de víctimas mortales en el país transalpino. Los testimonios recogidos en Italia no sólo no lo descartan sino que refuerzan esta teoría.