Son casi las diez de la noche. En los alrededores del Hotel Eurostars hace un frío gélido y sopla un viento molesto. La expedición del Barça acaba de llegar y en comparación con otros desplazamientos, apenas una decena de personas aguardan a que los jugadores bajen del autocar. El dispositivo de seguridad impide que se acerquen a los cracks, que acceden por una puerta subterránea.

Entre los aficionados que aguantan estoicamente todas las inclemencias, David Cogolludo, un joven madrileño fan de Messi que se ha tatuado su pierna izquierda con su imagen y una foto de nuestro compañero J. A. Sirvent. Su objetivo, que el argentino le estampe una firma para tatuarla también y con la que poder rubricar su obra de arte, buena la que le hizo Laura Egea. Messi baja el último del autocar. El viento se le lleva la gorra y pierde la perspectiva de los aficionados. David se queda sin trofeo.

Otra vez será porque volverá a intentarlo. No es la primera vez que este joven madrileño, que trabaja en el departamento de control de calidad de una importante empresa, lo intenta. Los 1500 euros que le ha costado vale la pena.