El Atlético de Madrid se lamió las heridas de la derrota de Barcelona con un triunfo plácido ante un Celta que nunca creyó. Y eso que pudo adelantarse en el marcador, pero dos paradones de Oblak lo evitaron. Después emergió la figura de Griezmann para marcar el primero de falta y asistir a Morata en el segundo para que el madrileño definiera a la perfección en el mano a mano. El líder queda a nueve puntos con 18 por disputarse, pero la batalla es ahora la segunda plaza, en la que el Atlético permanecerá una semana más.