Manteniendo el tradicional 4-3-3, el entrenador del FC Barcelona optó por Aleix Vidal como extremo derecho y por Gerard Deulofeu por la banda izquierda, y apostó por la paciencia y el control de balón para quebrar a su rival. Para ello fue importante el regreso de Andrés Iniesta, quien no había podido jugar en el debut ante Betis (el Barsa se impuso 2 a 0) por una molestia muscular en el muslo derecho.

El elenco vasco, bien agrupado en su campo, se animó a salir de contragolpe y tuvo la chance más clara de la primera media hora con una corrida por la izquierda y un centro rasante de Alfonso Pedraza que Rubén Sobrino no consiguió empujar con precisión al gol. Un rato antes, el paraguayo Oscar Romero, exjugador de Racing, había intentado con un que salió desviado.

Con el juego transcurriendo en 30 metros, entre el círculo central y el área local, y con el balón casi constantemente paseando entre los pies de los futbolistas de casaca turquesa, Barcelona acumuló méritos para romper el cero, aunque sin el punch necesario en el momento de la estocada final.

Aun así, tuvo una ocasión inmejorable a los 37 minutos, cuando Rodrigo Ely sujetó a Gerard Piqué en el área tras un tiro libre desde la derecha de Messi y el árbitro Carlos Del Cerro Grande marcó penal. El rosarino remató contra el palo derecho, pero el arquero Fernando Pacheco voló magistralmente y envió el disparo al córner.

En el segundo tiempo, Pacheco desvió un penal ejecutado por Messi. Pero, luego, el argentino tuvo revancha y consiguió el primer grito del partido. Y fue una marca histórica porque es el gol número 350 de Leo en la historia de la Liga española. Luego, a los 25 minutos, empujó el 2 a 0.