Bartomeu , en su etapa de vicepresidente deportivo, impuso un protocolo de trabajo que aún se mantiene en el ámbito de la política de fichajes. Cuando un objetivo está definido, la secretaria técnica inicia los contactos con los agentes del futbolista para detallarles las intenciones deportivas y económicas del Barça. Se trata de contactos escalonados, pero permanentes, que inician muchos meses antes de cerrarse la operación. Si es que se cierra porque, a veces, no se consigue convencer al objetivo.

Ahora bien, si ocurre lo contrario, si la posición del objetivo se decanta por jugar en el Camp Nou y lo hace asumiendo que deberá manifestar su voluntad a través de gestos inequívocos, entonces comienza el trabajo del club. La negociación directa con el equipo de origen. Es decir, lo que ocurrió en su día con Cesc y Mascherano que forzaron la máquina para que Arsenal y Liverpool se avinieran al traspaso. Y no sólo eso, ambos futbolistas presionaron en términos económicos para que las condiciones fuesen más ventajosas para el Barça. En ambos casos, vestir de blaugrana les costó dinero.

Siguiendo ese viejo diseño estratégico, Robert Fernández ha estado meses y meses acercándose a la voluntad de Bellerín , Verratti y Dembéle que, por decirlo de alguna manera, son el Plan A del Barça y futbolistas intransferibles para Arsenal, PSG y Dortmund. La cuestión es que ellos, los tres, están convencidos y están moviendo los hilos en Inglaterra, Francia y Alemania para poder venir, pero traerles a Barcelona va a ser difícil, difícil y caro, carísimo incluso aunque pudieran rebajar las intenciones actuales de los vendedores.

La cantidad de millones que implicaría completar el Plan A (por Verratti , si el PSG milagrosamente acabase tragando, querrían no menos de 100 millones, por Bellerín más de 40 y a Dembélé le han valorado en 90) obliga a pensar que completar el trío de ases resultará prácticamente imposible porque el Barça no tiene en la plantilla futbolistas secundarios que pueda traspasarles por la millonada, por ejemplo, el Madrid puede sacar vendiendo a Morata y James , una pareja cuyo precio ronda los 150 millones. No valen eso, seguro, como tampoco valen eso lo que le piden al Barça por sus objetivos pero son los que cuestan. El mercado ha enloquecido.

Ese supuesto, el de no poder llegar hasta donde se quiere, también está contemplado en el Plan B de Soler y Robert, que tienen gestiones adelantadas con otro nivel de futbolistas. Hablamos de Nelson Semedo(23) lateral derecho del Benfica, hablamos de Jean Michaël Seri (25) muy buen centrocampista del Niza y hablamos de Gerard Deulofeu (23), el único que tiene precio fijo: 12 millones y una condición: Él decide si quiere volver o no. Y todo apunta que el extremo sólo volvería si es claramente Plan A. La pelota está en manos del club. Tiene que vender muy, muy, muy bien y negociar extraordinariamente con Deulofeu con el Arsenal, el PSG y el Borussia Dortmund. Raül Sanllehí va a tener muchísimo trabajo.