El 25 de diciembre de 2013 Justin Bieber anunciaba a través de su cuenta de Twitter que abandonaba los escenarios. «Mis queridos beliebers, me retiro oficialmente». Seis palabras que desataron un apocalipsis de desolación y llantos entre los 48 millones de seguidores que tiene en esta red social. Y es que el canadiense es capaz de lo mejor y de lo peor en cada una de sus salidas, desde brillar en los MTV Europe Music Awards al llevarse cinco premios hasta abandonar una entrevista en directo en la radio bajo el argumento de ir al baño o suspender un concierto, tras cantar solo una canción porque se sentía molesto cuando una parte del público derramo un extraño líquido sobre el escenario. Tan talentoso como malcriado.

La polémica es a Diego Costa lo que la Luna a la Tierra, puede ser que esconda momentáneamente pero finalmente vuelve aparecer. A finales de Mayo de 2015 el Chelsea se coronaba campeón de la Premier y como parte de la celebración, la plantilla blue participo de un desfile en su honor en un bus sin techo de manera que las estrellas pudieran saludar a sus fanáticos. Durante el trayecto, Diego Costa se enzarzo en una pelea con palos de apio con los aficionados en un gesto tan feo como incomprensible; es inconcebible que en plena celebración de un título el delantero estrella del equipo campeón pueda salirse de sus cabales y terminar agarrado lanzando proyectiles a los fans. Otro error como los hace cada fin de semana con su adicción a insultar rivales, su televisivo mal humor y la continua tendencia a enemistarse públicamente quien se le cruce en su camino.

A Diego Costa, lo traiciona Diego Costa. El hispano brasileño tropieza una y otra vez pero no cambia. Ni aprende. El delantero del Chelsea sigue destrozando sus brillantes números con insolentes acciones como la del Domingo anterior cuando lanzo el peto de calentamiento a su entrenador porque este no lo puso a jugar. No es la primera vez que el combustible atacante pierde los papeles, a principios de Noviembre ya había tenido un gesto fuera de lugar con el defensa Ryan Shawcross (Stoke City) insinuando su mal olor o el juego provocador en el que hizo de victima frente Gabriel Paulista (Arsenal) que desemboco en la expulsión del jugador gunner y solo estamos haciendo mención de los escándalos más recientes, los de esta temporada.

Es evidente que en tema de egos José Mourinho tiene un doctorado. Y no me refiero al suyo propiamente sino al de haber tenido que lidiar a hombres con Zlatan Ibrahimovic o Cristiano Ronaldo. Es indiscutible que un acto flagrante de falta de respeto como el de Costa el fin de semana anterior no va a pasar desapercibido para la dirigencia blue y muy probablemente el goleador pueda tener los días contados en Stamford Bridge. El problema hoy es que el ariete no está en condiciones de darse este tipo de excesos, está fuera de forma y con la pobre producción goleadora en lo que va de la temporada, el irascible delantero está jugando con fuego.

Tanto Bieber como Costa se sienten invencibles por ahora, pero nada es para siempre. Lo del narcisista artillero es inexplicable y ya roza con la autodestrucción; con el crítico momento que vive el cuadro de José Mourinho, es evidente que el club necesita de jugadores disciplinados y concentrados en su trabajo para reflotar la nave antes que petulantes divos creadores de polémicas. No me imagino a las personas que viven en la casa del hombre de Lagarto llevándole la contraria o cuestionando sus decisiones, Kim Jong-un debe parecer un amateur a prueba.