«Estamos dispuestos a luchar»: Los aficionados de la Bundesliga alzan la voz

La Bundesliga vive en un clima de tensión desde que se reinició tras el parón invernal. Una tormenta cuyas nubes se ‘cargaron’ cuando la DFL (Liga Alemana de Fútbol) votó a favor de entablar negociaciones para incorporar un inversor de capital privado que impulsara los derechos televisivos. 24 de 36 clubes de Primera y Segunda dieron luz verde a esta opción en la segunda ronda en una decisión muy ajustada… y polémica.

«Concedieron a los codirectores ejecutivos de la DFL, Steffen Merkel y Marc Lenz, un mandato para negociar con un socio estratégico de márketing un acuerdo de hasta 1.000 millones de euros para invertir en digitalización, internacionalización y marketing global, a cambio de una participación del 8% de los ingresos por derechos de televisión durante un periodo de 20 años», señaló el medio ‘DW’, que indicó que Blackstone, Advent, EQT y CVC (ya presente en LaLiga) son los fondos interesados.

Un plan con el que abrieron la caja de los truenos. Los aficionados de los clubes de la Bundesliga y la 2. Bundesliga, organizados bajo la plataforma ‘Fan Scenes’, multiplicaron sus acciones con protestas coordinadas que han parado los partidos en las últimas jornadas. La última, el lanzamiento de sugus que retrasó ocho minutos el comienzo del Bayer Leverkusen-Bayern. Los hinchas están en contra de una mayor comercialización del ‘fussball’ y de una posible influencia de los inversores, muchos de ellos extranjeros, que podría acabar con la regla del 50+1 que hace que los clubes alemanes sean propiedad de sus socios.

«Para obtener una licencia para competir en la Bundesliga, un club debe tener la mayoría de sus propios derechos de voto. Dicho de otra manera, el 50% +1 de los votos tienen que estar en manos del club y de sus socios. La regla está diseñada para garantizar que los miembros del club conserven el control general, protegiendo a los equipos de la influencia de los inversores externos», señala la Bundesliga, que introdujo esta regla cuando en 1998 permitió a los conjuntos convertirse en sociedades anónimas. Aún así, hay excepciones como el Bayer Leverkusen y el Wolfsburgo, propiedad de la farmacéutica Bayer y de la fabricante de automóviles Volkswagen desde su origen. El RB Leipzig, dentro del imperio Red Bull, pasó este filtro.

Este punto es el que más inquieta a los aficionados, a pesar de que la DFL, en su comunicado, explicara que la regla del 50+1 no corre peligro: «Podemos entender que los fans estén preocupados por un tema complejo y ampliamente discutido como un acuerdo de márketing estratégico. Pero, el mensaje más importante es que los aficionados no sufrirán ninguna desventaja como resultado de este proceso. El nuevo socio de márketing no tendrá influencia sobre las competiciones deportivas, los horarios, el precio justo de las entradas… No venderemos nuestras acciones, no hay pérdida de control ni desviación de la regla 50+1 y, por lo tanto, no hay razón para las protestas».

La DFL cree que el «desarrollo continuo del marketing centralizado garantizará que nuestra Bundesliga y 2. Bundesliga sigan vigentes en el futuro». Sin embargo, estas explicaciones no han convencido a los hinchas, extendiendo e incrementando las protestas. Lanzamientos de monedas de chocolate por parte de los aficionados del Dortmund y del Eintracht y de pelotas de tenis por los del Hertha y el Unión han sido algunos de los incidentes más sonados hasta lo sucedido en el Volksparkstadion. El Hamburgo-Hannover de Segunda se suspendió después de que los fans visitantes mostraran una pancarta amenazante contra Martin Kind, CEO del club que votó a favor del acuerdo desnivelando la balanza a pesar de que el sentir del Hannover era el contrario.

Los parones de los partidos en el minuto 12 (el dorsal de los aficionados) se han extendido por todo el ‘fussball’ siendo los fans del Dortmund los más ‘activos’ inundando de pancartas el ‘Muro Amarillo’. Encuentros como el Hannover-Hansa Rostock se detuvieron ¡11 veces! «Nuestra exigencia de una nueva votación transparente se conoce desde hace semanas. Se intenta silenciar a los aficionados, que tenemos la fuerza. No vamos a ceder y estamos dispuestos a luchar contra más traiciones e influencias externas negativas en nuestro fútbol», dijo un representante de ‘Fan Scenes’ en ‘Sportschau’.

La presión es tal que algunos presidentes de clubes como Claus Vogt (Stuttgart) piden una nueva votación: «Este sería un primer paso que tomaría en serio los intereses de los aficionados y calmaría la situación en los estadios». «Estamos haciendo algo que nunca antes se había hecho en el fútbol profesional alemán y que lo cambiará. Si queremos tener éxito, independientemente del tipo de inversiones posibles, no debe haber ninguna duda sobre la legalidad de las inversiones ni de los votos. No debería haber ninguna posible violación del 50+1. No podemos permitirlo. Sin una legitimidad sólida no hay aceptación», señaló Dirk Zingler, mandamás del Unión Berlín.

Un conflicto que está incendiando la Bundesliga y que Miguel Gutiérrez, periodista alemán con amplia experiencia, analiza en MARCA: «Las protestas no van directamente dirigidas a los clubes sino a la Liga. Lo que temen los aficionados es que sea el primer paso para que entren en los equipos inversores de países de los que no se fían, cayendo la regla del 50+1 por la que nadie puede comprar un club en Alemania, ya que sólo pueden tener el 49%. Los hinchas no quieren perder sus equipos. Las asociaciones de fans tienen bastante poder y se buscará un acuerdo que contente a todos».

Según Gutiérrez, la DFL «justificará que el dinero que percibirán va a ir a los clubes para fortalecerlos con buenos jugadores, que todos saldrán ganando manteniendo, entre otros cosas, los precios económicos de las entradas». Darian Leicher, del ‘Bild’, explica los motivos de este acuerdo: «La Liga quiere seguir desarrollándose y por eso necesita un inversor. El objetivo es crecer en el extranjero y por eso apostaron por esta opción». Leicher habla del sentir de los fans: «Se oponen a una mayor comercialización del fútbol y a la posible influencia del inversor. También critican la falta de transparencia en la votación. La DFL pretende dialogar con los aficionados, pero éstos rechazan la idea. Es probable que las protestas continúen y que los partidos sigan interrumpiéndose».

Los parones, de hasta ¡32 minutos! durante el Hertha-Hamburgo de 2. Bundesliga, han abierto otro debate: cuándo se debe suspender un encuentro. «No existen directrices claras en cuanto a los minutos o el número de interrupciones. Los árbitros deben actuar con prudencia. El aplazamiento debe ser el último recurso», declaró en ‘Sportschau’ Alex Feuerherdt, portavoz de los árbitros de la DFB (Federación Alemana de Fútbol). Otro lío más.

FUENTE: MARCA.

Juan José Palacios: