El Arsenal sonríe y el Liverpool se frota las manos. La victoria de los Gunners (0-2) en St. James’ Park, una de las más sufridas y peleadas de la temporada, da vida tanto a la pelea por el título liguero como a la lucha por los puestos de Champions League. Un punto separa a los Gunners, segundos, del Manchester City; tres al Newcastle, 3º, de los pupilos de Jürgen Klopp. Y es que el Arsenal se aferra a sus posibilidades de lograr la ansiada Premier League en uno de los enfrentamientos más complicados que le restaban en el calendario.
Mikel Arteta reconoció en la previa del encuentro que debían cambiar muchas cosas con respecto encuentro de ida de los Magpies, y así fue. Martin Ødegaard y Gabriel Martinelli marcaron la diferencia en un partido que, si bien se llevaron los del Emirates Stadium, podría haber conseguido también el equipo de Eddie Howe. Y es que no se entiende el triunfo del Arsenal en St. James’ Park sin las intervenciones tanto de los palos como de Aaron Ramsdale. Los Gunners, con tres jornadas por delante, no se rinden.
Ødegaard hace de capitán
Los primeros cinco minutos de partido definieron a la perfección lo que serían los otros 40 de primer tiempo. Frenéticos y de un ritmo endiablado, con muchas llegadas e intervenciones de los guardametas, y de una igualdad propia de lo que las respectivas posiciones que ocupan Magpies y Gunners en la clasificación de la Premier League.
El Newcastle salió en tromba, acorralando a todo un candidato a levantar la Premier League. En dos minutos, los pupilos de Eddie Howe ya gozaron, gracias a un tiro de Jacob Muyphy que impactó en el palo y otro disparo de Alexander Isak, de las dos primeras grandes ocasiones del choque. Durante dicho tramo de encuentro tuvo incluso lugar la jugada que pudo cambiarlo todo. Chris Kavanagh decretó penalti tras un disparo desde la frontal que pareció desviar la mano de Jakub Kiwior. La perspectiva le jugó una mala pasada y, tras varios minutos de revisión y la consulta del VAR, el colegiado inglés rectificó su decisión: el disparo tocó en el muslo del defensor polaco y no habría penalti para el cuadro local. St. James’ Park era una caldera.
Entonces, Martin Ødegaard lo cambió todo. Más concretamente, su gol. El noruego ha decidido echarse el equipo a las espaldas en su pelea por conquistar la Premier League y, en el minuto 14 de partido, volvió a demostrar por qué es el capitán de este Arsenal. Zapatazo desde fuera del área, raso y pegado a la cepa del poste, para adelantar a los Gunners y anotar su tercer tanto en dos partidos, tras el doblete frente al Chelsea.
El 0-1 lo cambió todo porque, con la ventaja en el marcador, los Gunners ganaron en tranquilidad y pasaron de ser los dominados a los dominantes. Una doble parada de Nick Pope en el 20′ evidenció que, ahora sí, el Arsenal estaba muy presente en el encuentro. No obstante, los Magpies no iban a dar su brazo a torcer tan fácilmente, y Aaron Ramsdale tuvo que esforzarse al máximo para evitar el empate del cuadro local.
La intensidad en el juego derivó en intensidad en los duelos. El final de la primera mitad terminó por embarrarse con números rifirrafes entre jugadores de ambos equipos, siendo Granit Xhaka el gran protagonista de la mayoría de ellos. Una tensión que a punto estuvo de aprovechar Martin Ødegaard en la última jugada de los primeros 45 minutos. Nick Pope se hizo gigante en el mano a mano y privó al noruego de repetir su doblete.
El palo, Ramsdale… y Martinelli
Si la primera parte fue intensa, la segunda no se quedó atrás. Empezando por el arranque de la misma. Si en los primeros 45 minutos fueron Jacob Murphy y Alexander Isak los protagonistas de la primeras ocasiones locales, el sueco volvió a ser, junto con Fabian Schär, quien rozó el gol del Newcastle. Minuto 3 de la segunda parte y cabezazo del ex de la Real Sociedad al palo. Acto seguido, en una falta botada por Kieran Trippier, la mano fuerte y prodigiosa de Aaron Ramsdale evitó el empate. El zaguero suizo cabeceó libre de marca y a bocajarro ante el arquero visitante, que taponó el remate de manera providencial.
Otra vez el ritmo endiablado del partido beneficiaba a los Magpies en la reanudación del mismo. Los pupilos de Eddie Howe estaban haciendo mucho daño a los londineneses por la banda de Oleksandr Zinchenko, lo cual le acabó costando la sustitución al ucraniano.
Pasada la hora de partido, el Newcastle había conseguido inclinar el campo y encerrar nuevamente a los Gunners en el suyo. Las llegadas de los locales se sucedían una tras otra, pero fue una de las contras que los pupilos de Mikel Arteta emplearon como principal recurso en la segunda mitad cuando consiguieron sentenciar el encuentro.
Cabalgada de Gabriel Martinelli por la banda izquierda, que apuró hasta la línea de fondo para poner el pase de la muerta al corazón del área. Torpemente, Fabian Schär metió el pie y el intento de despeje fue directo a la portería. Gol en propia en el 71′ del Newcastle y sentencia del Arsenal. El cuadro local se volcaría aún más sobre la portería de Aaron Ramsdale, pero las intervenciones del inglés privaron a los Magpies de recortar distancias en el marcador.
TOMADO DE DIARIO AS