Y una noche de abril, la gente volvió a hablar en la Bombonera. No apuntaron al nuevo entrenador, lógico, Jorge Almirón. Ni tampoco a la dirigencia ni a Juan Román Riquelme. Los apuntados fueron quienes están jugando y sumaron un nuevo golpe. Fue cuando estaba 0-1, cuando parecía imposible dar vuelta el partido, como fue ese final de película con centro de Barco y cabezazo de Varela.

«Jugadores, la concha de su madre, a ver si ponen huevos, y van para adelante». Explotó la Bombonera con el 1.0 del Deportivo Pereira, en el final del partido. «La camiseta de Boca, se tiene que transpirar, y si no, no se la ponga, vayansé no roben más». Otro canto hiriente contra los futbolistas, que quedaron en el centro de la escena. Y una nueva versión: «jugadores, no rompan las pelotas, a ver si se dan cuenta, que están jugando en Boca».

Ese raid furioso duró unos pocos minutos. Fue la explosión de bronca, hasta que volvieron a cantar por el equipo, con el famoso «Dale Boca, y dale dale Boca».