En una semana he visto más imágenes de la Liga norteamericana de fútbol que en tres años. ¿El motivo? En los medios digitales no paran de ofrecer las jugadas espectaculares que está dejando Riqui Puig con Los Ángeles Galaxy. En tres partidos, tres asistencias de gol, a cual mejor. Pases largos, fuertes, filtrados a la espalda de los centrales rivales para que Chicharito Hernández y compañía hagan el resto.

Además, el primer tanto que marcó el de Matadepera con su nuevo equipo podría optar al mejor gol del año. ¿Lo han visto, verdad? Se zafa de dos defensas, da una pared al primer toque y, desde unos 25 metros, saca un zapatazo a la escuadra del palo largo del portero. Si no conociésemos a este chico, nos parecería un centrocampista que querríamos en nuestro equipo. Pero aquí, siendo una joya de la cantera, jugó poco con Valverde, algo con Setién, 4 titularidades con Koeman, 3 con Xavi y adiós muy buenas. Jamás tuvo la confianza y la continuidad para demostrar nada, a pesar de ser la niña de los ojos del presidente Laporta. Al jugador en persona le dijo “tú sigue sonriendo que yo te haré triunfar” y el propio presidente contó a la prensa que si Koeman quería renovar tenía que hacer jugar a Riqui Puig (y a Umtiti). Con Gavi y Pedri, quizá Riqui Puig no tenía sitio en el Barça actual. No nos tiremos de los pelos por su marcha. Pero sí por haberlo regalado. El Barça invirtió 9 años en él y la cantera tiene que servir para abastecer al primer equipo… o para hacer caja. Por cualquier medianía, en Europa se han pagado de 30 millones para arriba. Riqui valía mucho más que cero.

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO