El Superclásico que no fue para Boca ni para River, el partido más grande del fútbol argentino que terminó estacionado en el empate, de nuevo le hizo un guiño a Marcelo Gallardo, a ese técnico que viene marcando tendencia hace tiempo en los millonarios, ese entrenador que a fines de 2019 rechazó una propuesta del FC Barcelona para reemplazar a Ernesto Valverde.

A Gallardo, en la previa de este duelo, le preguntaron por aquella situación, pero no quiso responder por el “no” al Barcelona ni tampoco por una oferta colosal del fútbol árabe que hace unas semanas tampoco aceptó.

Después, vino el partido. Y esta vez el River del Muñeco no pudo pisar con autoridad total el césped de la Bombonera. Perdía 1-0 con Boca y estaba para el cachetazo. Hasta que en el ecuador del segundo tiempo Agustín Palavecino dibujó un cabezazo perfecto y estableció el empate. Un momento que sirvió para demostrar otra vez que Gallardo es un entrenador especial. Por dos razones:

La primera, porque a Palavecino lo rescató Gallardo en el último mercado desde el fútbol colombiano. Nadie había pensado en ese mediocampista creativo interesante. Y el técnico sorprendió incluyéndolo de titular justamente contra Boca. Ojo y audacia.

Y después, porque en el momento del gol del empate, Gallardo estaba por realizar un par de cambios. Había decidido excluir a Palavecino. Pero como la pelota tardó en salir, el jugador siguió en la cancha. Pasaron unos segundos y terminó siendo el autor del empate con un cabezazo que adjuntó un movimiento típico de los especialistas, aunque él no lo es. Más: el centro lo lanzó Angileri, otro que el Muñeco pensaba sacar en ese instante. El azar que a los diferentes también acompaña.

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO