Inicios del año 2012, Barcelona afrontaba la temporada con la contratación de varios delanteros como el argentino Pablo Luguercio y el ecuatoriano Narciso Mina, el primero tenía buen cartel por sus años en Racing y el segundo un ‘killer’ de área que ya había sido goleador del campeonato anterior con el Independiente José Terán.

Sumados a Iván Borghello que ya estaba en el equipo canario y que fue ratificado aunque en realidad no era los suficiente. En el caso de Mina desde el inicio fue criticado por haber prometido una cifra que en ese momento parecía quimérica para todos (me incluyo). 30 goles que fueron callando bocas uno por uno.

Pero en el desarrollo del campeonato a la final Luis Zubeldía y Gustavo Costas cambiaron el dibujo táctico por lo que Mina jugaba sólo en punta. Ni Borghello, ni Luguercio ni Juan Carlos Ferreyra (que llegó después) pudieron ser aportes cuando el goleador estaba en mala racha.

Estuvo 58 días sin marcar en donde el equipo pasó muchos aprietos, victorias sufridas, derrotas, empates, penales fallados, etc.

Su salida al exterior deja un hueco difícil de llenar ya que sus goles fueron decisivos para el título nacional, tan ansiado por la fanaticada amarilla debido a catorce años de sequía.

Ahora la hinchada se impacienta ya que no está su goleador y no se ve un potencial reemplazante con características que sean similares o más que sea con un olfato goleador y una técnica que marque diferencias.

Sólo ha contratado al nacional Carlos Quinteros, quien tiene una gran calidad pero hay incógnitas sobre su rendimiento en un equipo considerado grande.

En el resto de posiciones Barcelona está bien cubierto pero falta en la delantera y eso es motivo de preocupación para su parcialidad y dirigencia.

Castillejos, Boghossian, Zeballos. Muchos nombres se han dicho pero el hincha quiere un reemplazante que esté a la altura de “Nacho”. Una misión que es muy…pero muy difícil.

Juan José Palacios
@jjpalaciosc