Barcelona es un club donde ganar y quedar campeón, debe ser una costumbre de todos los días. No es que hasta ahora haya ganado algo realmente significativo, pero si es evidente de que hay un cambio positivo que ha derivado en un buen rendimiento en la cancha.

Ese rendimiento mostrado en el Campeonato no fue así desde un principio, sino es fruto de un trabajo bien estructurado desde el día a día. Cuando arribó al país Rubén Israel, llegó a un equipo sumido en la depresión tras un convulsivo ciclo con Carlos Ischia al mando.

Con Ischia el equipo no sabía como jugaba, no logró una identidad y por eso los resultados no llenaron las expectativas. Ahora Israel casi con el mismo plantel (hasta con menos efectivos) está logrando darle un distintivo al equipo, se ve un trabajo reflejado dentro de la cancha.

Otro aspecto a considerar es el físico y la recuperación de ciertos jugadores, durante las paralizaciones por el Mundial y partidos de selección, Israel aprovechó para hacer una ‘pretemporada’ en el aspecto físico y le ha dado réditos como por ejemplo que hayan jugadores que corran noventa minutos en la altura.

Además de contar ahora con varios elementos determinantes en su esquema, no hay dudas que sin las capacidades de Israel y su cuerpo técnico, esta racha de victorias y más que todo eso el sentir que su equipo está con una ‘idea de juego’ hace ilusionar a los hinchas con la posibilidad de poder estar en lo más alto al final del año.