Jonas Eriksson, arbitro sueco, pitó ayer el partido entre el Atlético de Madrid y Chelsea por semifinales de ida de la Champions League. El dato curioso, es que el árbitro realiza esta actividad por hobbie, ya que posee una fortuna que sobre pasa los diez millones de euros.

Eriksson trabajaba en “IEC in sports”, una empresa que comercializa derechos televisivos con canales de Europa, Oriente Medio, Asia y Oceanía. En 2005, el sueco invirtió hasta adquirir el 15% de los derechos de la empresa, y tres años más tarde la cadena internacional creció a tal punto que otra empresa la compró y Eriksson recibió 10 millones de euros.

El sueco menciona que el dinero no lo es todo y es por eso que sigue desempeñando la profesión que más le gusta; la de referi, “Todo el dinero no ha cambiado nada, lo mejor que hago en mi vida sigue siendo arbitrar partidos de fútbol».