El FC Barcelona, a petición del Govern de la Generalitat de Catalunya, ha aceptado esta mañana que el encuentro entre el Barça y el Nápoles, previsto para el miércoles 18 de marzo (21 h.) y correspondiente a la vuelta de los octavos de final de la Champions League, se dispute a puerta cerrada en el Camp Nou para evitar riesgo de aglomeraciones y de contagio del coronavirus, que ya ha paralizado todo el deporte en Italia hasta el 3 de abril.

La decisión se ha tomado en la reunión celebrada esta mañana en la sede del Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya, al lado del Estadi, en la que también ha asistido el Gerard Figueras, Secretari General de l’Esport, quien ha confirmado a los medios la noticia.

A las 9 de la mañana, hora de la cita, el Barça ha llegado representado por el CEO de la entidad, Òscar GrauAlbert Soler, director de Secciones Profesionales (hay partidos previstos en los próximos días en el Palau Blaugrana) y Ramon Canal, jefe de los Servicios Médicos del club.

También han asistido Laura Pelay, Secretaria General de Salut, y Gerard Figueras, Secretari General de l’Esport de la Generalitat de Catalunya, que este lunes ya se pronunció sobre el posible cierre del Camp Nou. Figueras, en RAC1, ya había indicado que el encuentro debía jugarse a puerta cerrada“teniendo en cuenta que Italia es un país de riesgo”.

El FC Barcelona, en cambio, abogaba por jugar con público aunque estaba dispuesto, como así ha sido, a lo que dictaminen como prioritario las autoridades sanitarias como norma superior. Desde el club azulgrana siempre se transmitió que la postura de la entidad era la de aceptar las medidas que decidan las autoridades sanitarias.