Thibaut Courtois quiere redimirse en el Santiago Bernabéu. Lleva 269 días sin completar un partido sin goles en contra, y este miércoles ante Leganés quiere frenar la hemorragia.

El belga acumula 24 goles en los 19 partidos disputados en su feudo y desde febrero no sabe lo que es irse a los vestuarios sin tener que ir a buscar los balones de dentro de su arco.

La casualidad del calendario ayudó a que el ex Chelsea no haya tenido que volver a presentarse ante su público desde hace casi un mes, cuando Brujas le anotó dos goles y fue abucheado por la grada. De hecho, con molestias intestinales, le tuvo que dejar su puesto a Alphonse Areola en el descanso de aquel choque y, desde entonces, no volvió a jugar ante su público.

Es cierto que Courtois ya es un veterano en esto del fútbol y sabe que el Bernabéu es un público exigente, que silbó a grandes futbolistas como Zidane, Ronaldo, Casillas o Benzema, pero demostró personalidad y dejó claras sus intenciones y creencias: «Nunca dude de mí», dijo tras el partido de Champions en Estambul.

De hecho, en aquel partido ante Galatasaray, el belga comenzó a expiar sus culpas con tres grandísimas paradas -a Babel y Andone-, que sostuvieron a su equipo y que a día de hoy le permiten al Madrid depender de sí mismo para seguir adelante en la Champions.

Frente a Leganés sólo disputó un partido y recibió un gol en contra (Carrillo, de penal) en un encuentro que acabó en goleada blanca (4-1).

Pero el belga es de los porteros menos acertados en cuanto a paradas refiere ya que sólo realizó ocho en los siete partidos disputados, en los que recibió siete goles. Un promedio de un gol por partido en el campeonato liguero que lo aleja de los mejores en esta faceta que lidera Oblak.

En cualquier caso será una gran reválida para Courtois, que con la alargada sombra de Areola en el banco y con los silbidos de la tribuna debe volver a demostrar lo gran portero que es y por qué Real Madrid peleó durante varios veranos por hacerse con su fichaje.