España recibe este lunes a Suecia en un partido clave para la clasificación a la Eurocopa 2020. Los suecos conforman el equipo de riesgo dentro del grupo, hasta el punto de que en La Roja aseguran que ni siquiera son favoritos en el Santiago Bernabéu. Un estadio monumental, a la altura de semejante cita pero que no se llenará para alentar a la Selección española. Una circunstancia que preocupa y decepciona a partes iguales en la Federación. No obstante, tanto Robert Moreno como Sergio Ramos quisieron hacer un último llamamiento para intentar pintar de rojo el coliseo azul.

La elección del Santiago Bernabéu fue un acto de buena voluntad que sellaba las mejoradísimas relaciones entre Florentino Pérez y Luis Rubiales. Pero también, como no puede ser de otra manera, un intento de reivindicar la importancia de la Selección en lo que será el broche a la presente temporada. Desde los despachos en Las Rozas querían que fuera un final a lo grande. Incluso se barajó la posibilidad de homenajear a Iker Casillas después de que sufriera un infarto.

El mítico arquero no quiso. Siempre había advertido que rechazaría cualquier tributo mientras estuviera en activo y no hubiera renunciado a La Roja. E incluso ahora que se recupera del ataque al corazón, hasta por redes sociales pidió públicamente que le dejen retirarse como él quiera. El portero de Porto también quiere ser el único que cuelgue sus propios guantes.

Así, ni el homenaje a Casillas salió adelante, ni tampoco el respaldo masivo del público, al que no le emocionó el choque ante Suecia como pudo hacerlo Italia hace un año atrás. El fútbol español echó el telón abajo a la presente temporada hace tiempo. Estos dos partidos internacionales no son más que la prolongación de una agonía que se antoja interminable. El Bernabéu quedará grande.

No así para Sergio Ramos, que apareció este domingo con la ilusión de un niño, más de dos meses después de su último partido allí. Lució a sus hijos sobre el césped del Bernabéu vestidos con La Roja. Como si nunca antes hubiera tenido la opción de llevarlos a Concha Espina. Y en rueda de prensa se mostró orgulloso, e incluso socarrón, con el récord de victorias con la Selección que le arrebató precisamente a su amigo Iker Casillas (122). Una marca menos que le queda al arquero. La siguiente que perderá será la de internacionalidades, que se la quedará también el defensor dentro de apenas tres partidos más.

«Siempre le dije a Iker que me lo comería con ‘papas’. Tengo muchas ganas de seguir viniendo con España», espetó el capitán. Si es que todavía necesita enfundarse ese traje porque no le salga ese caracter de manera automática. Este lunes ante Suecia marcará una muesca más en sus espaldas. No le importa el recibimiento que pueda tener en su estadio después de su desliz con China y el presidente de Real Madrid. Confía ciegamente en que será bueno. Como siempre fue. Como se merece. Como tendrá Casillas en algún momento.