Tres años después de su llegada a Manchester, a Guardiola le exigen la Champions: “No vine solo a ganar este título sino a jugar como hemos hecho estos últimos veinte meses”, insistió el catalán. Recurrió a la ironía en más de una ocasión, quizá cansado de quienes le juzgan exclusivamente por el papel del City en Europa: “Soy un fracasado. ¿Qué más puedo decir? Vivo con la crítica. Me hace mejor”, aseguró el preparador del cuadro inglés, que se juega el pase ante el Tottenham.

Aguardan las semifinales tras el 1-0 en el nuevo White Hart Lane, obligado el City a ir a remolque: “Estos retos me encantan. Es el momento de demostrar quiénes somos”. En esa ecuación incluyó también a una hinchada que jugará su papel, decisivo el ambiente para remontar: “Espero que en los malos momentos esté nuestra gente. Merecemos ese apoyo porque no nos vamos a rendir”, subrayó Guardiola, que se amparó en que “en el deporte es más frecuente perder que ganar”.

No piensa Pep en una hipotética final ante el Barça aunque no se perderá el encuentro del cuadro de Valverde ante el United en el Camp Nou: “Estar aquí es un éxito. Y se tiene que valorar que el año que viene estaremos en Champions”. Por eso valora cada compromiso, en especial el de un Tottenham que llega sin Kane: “Es igual de fuerte. Un equipo increíble”. Se quejó Guardiola de tener menos descanso que su rival aunque añadió que “ahora el deseo supera el cansancio”.

Con la única ausencia de Zinchenko, el City afronta un reto de altura: “Sin la fuerza mental que se ha tenido estos últimos veinte meses no habríamos hecho lo que hemos hecho”. En Champions, no obstante, un mal día puede condenarte al ostracismo: “Llegué a una fina con un solo remate a puerta y perdí una semifinal tras 34 disparos. El deporte es bonito por eso”, concluyó el catalán, que se despidió con un mensaje a su hinchada: “Quiero ver si quieren llegar a las semifinales”. El sueño es de todos.