Una cantidad alta, pero que en el Madrid entienden ajustada al mercado del momento, sobre todo después de varios fichajes de los últimos años (Neymar por 222M€, Mbappé por 180M€, Coutinho por 160M€, Dembélé por 120M€). Además, en el club confían en el tirón que tiene Bale en el Reino Unido tras su trayectoria en Southampton y Tottenham; no en vano, el galés fue nombrado allí una vez Jugador del Año de la Premier League (2012-13) y dos veces Premio PFA (2010-11 y 2012-13), que eligen los propios jugadores.

Aunque en el Madrid son conscientes de que los 130 millones de euros son un precio de salida que, en las negociaciones, podría y probablemente se verá rebajado para llegar a un acuerdo. Del mismo modo, en el club cuenta con que el salario de Bale es un problema a la hora de colocarlo en el mercado: el británico percibe 15 millones netos por temporada, lo que supone un gasto de casi 30 brutos por curso, una inversión importante que, estiman en el Madrid, sólo un puñado de cuatro o cinco equipos puede permitirse actualmente.

Tanto por las elevadas pretensiones del Madrid como por los emolumentos de Bale, la opción del trueque se abre como una vía interesante a explorar. Pogba es el mejor colocado en este sentido: el Madrid va a por él por deseo de Zidane y al United siempre le interesó Bale, por lo que un intercambio de cromos, con una pequeña cantidad añadida por parte del club blanco, podría sellar el trato. Aunque no es la única alternativa: al Madrid también le interesa Eriksen para renovar los puestos de la medular y Bale tiene en el Tottenham un ambiente en el que ya triunfó en el pasado, lo que le valió su fichaje por el Real Madrid.