Zinedine Zidane vaticinó en su despedida hace nueve meses el fin de la racha triunfal del Real Madrid en la Champions. Aún quedaba más de un mes para conocer la salida de Cristiano Ronaldo y el técnico francés se marchaba dejando caer la necesidad de un cambio en el rumbo del equipo para prolongar los éxitos. «No veo tan claro seguir ganando», sentenciaba en un momento de su intervención.

En sus declaraciones, Zidane fue confuso con la naturaleza ese cambio: entre un relevo en el banquillo que aportara bríos renovados al equipo o un volantazo más profundo en el equipo. En una de las primeras frases de la rueda de prensa en la que anunció su adiós, Zidane dijo: «Pienso que este equipo debe seguir ganando y necesitaba un cambio. El equipo necesitaba otro discurso y otra metodología de trabajo», comentó apuntando hacia sí mismo.

31 de mayo: «Si no veo las cosas tan claras como yo las quiero, pienso que es mejor cambiar y no hacer tonterías… «No veo tan claro seguir ganando y hay que hacer un cambio»

Más adelante insistió en esa explicación: «Hay momentos complicados en que podemos cuestionarnos si soy la persona adecuada. Los jugadores necesitan un cambio. Este es un club exigente, apretamos mucho a los jugadores y hay un momento en que no se puede pedir más».

Avanzando su comparecencia encontramos la manifestación más significativa sobre el futuro que hizo Zidane aquel día: «Si no veo las cosas tan claras como yo las quiero, pienso que es mejor cambiar y no hacer tonterías». A qué aludía exactamente ese comentario ya es una incógnita.

Ya en una de sus últimas intervenciones a las preguntas de la prensa evidenció que sus sensaciones eran que resultaría difícil continuar con la senda de éxitos que cosechó en sus dos temporadas y media: «Hay etapas en la vida en que uno debe saber cuándo parar. Lo hago por el bien del equipo. Conmigo hubiese sido complicado ganar el año que viene. (…) No quiero acabar mal. Quiero terminar cuando todo va bien. Ya lo hice como jugador. No veo tan claro seguir ganando y hay que hacer un cambio», decía el preparador galo.

Cumplidos nueve meses de su adiós, el Madrid está prácticamente sin opciones (la Liga, aunque matemáticamente posible, parece una quimera) de conquistar uno de los títulos de largo recorrido de la temporada. 278 días después de pronunciarlas, las frases de Zidane han resultado ser apocalípticas.