La mañana del domingo 17 de febrero del 2019 se confirmó lo que muchos ‘amarillos’ temían, la justicia del fútbol sudamericano declaró a Barcelona perdedor de la llave contra Defensor de Uruguay por la mala alineación de Sebastián Pérez, quien no constaba debidamente inscrito para jugar.

Las explicaciones van y vienen, las culpas se reparten entre los participantes, aunque la CONMEBOL claramente se desmarcó de esta polémica, deja todo en manos de Barcelona y una Federación Ecuatoriana de Fútbol que acepta su responsabilidad por no enviar a tiempo los documentos (según los propios dirigentes, han aceptado).

Ahora, ¿qué le queda a Barcelona?

Deportivamente, nada. Solo el lamento de no haber hecho el seguimiento correspondiente y no averiguar antes de alinear cuál era la situación de sus jugadores.

Legalmente tienen una salida, reclamar ante el órgano judicial la indemnización de valores que dejaron de percibir por la falta del debido cuidado de un funcionario de la FEF (considerando que la misma ha aceptado su responsabilidad).

Ahora, ¿cuánto puede pedir? Debería pedir lo cuantificable, no lo que se puede estimar como una expectativa; es decir, los 550.000 dólares que da la CONMEBOL más lo que deja de percibir en taquilla (que sería un promedio de las últimas taquillas generadas por torneos de la misma naturaleza).

Ahora la pelea se traslada a los juzgados de la justicia ordinaria y tendremos mucha tela que cortar; en lo deportivo, las cosas ya están dichas; BSC perdió.