A cada partido queda más claro que el Inter no es un equipo fiable. Los ‘nerazzurri’ recibían en casa al Bolonia, equipo ubicado en la zona de descenso tras 14 partidos ligueros al hilo sin ganar. A simple vista, una ocasión propicia para sumar tres puntos tras tres duelos sin ganar. Pues bien, los de Spalletti cayeron por 0-1. 

La intensidad ‘rossoblu’ empezó a decantar el partido desde los compases iniciales. El Inter, atrincherado, era incapaz de pisar terreno enemigo ante un Bolonia torrencial que gozó de tres ocasiones en los primeros quince minutos. Tras un paréntesis en el que el Inter logró estirarse y llegar con relativo peligro al área rival, los pupilos de Mihajlovic volvieron a encerrar al cuadro lombardo. El técnico, por cierto, debutaba en el banquillo tras el adiós de Filippo Inzaghi.

Y en pleno repunte ‘felsinei’ irrumpió Federico Santander para plasmar en el luminoso la superioridad de su equipo. Al ariete paraguayo se le escapó el gol en un penalti en movimiento que Handanovic salvó con una estirada magistral, pero se desquitó escasos minutos después en una saque de esquina. El delantero apareció en el primer palo para peinar un centro que se coló por el palo corto del arquero esloveno. 

El Inter gozó de la réplica en la acción posterior, pero Vecino disparó demasiado arriba una asistencia de Icardi en el punto de penalti. La desventaja despertó a los pupilos de Spalletti, que devolvieron la igualdad al juego. Una paridad que, sin embargo, no se trasladó al marcador antes del descanso. En parte, por el acierto del guardameta Skorupski, que le arrebató el balón a Icardi cuando el argentino se disponía a superarlo.

Redoblaría su apuesta ofensiva el Inter tras el receso. Spalletti dio entrada a Lautaro por Candreva y los ‘nerazzurri’ se asentaron en campo rival. Con el desborde de Perisic como principal argumento ofensivo, el cuadro lombardo cercó el área ‘rossoblu’ aunque sin demasiado éxito. Llovían balones en el área visitante, pero la disciplinada zaga del Bolonia abortaba una y otra vez el peligro. 

Pero llegó un momento en que el empate parecía inevitable. Las acometidas ‘nerazzurri’ se acercaban cada vez más al arco de Skorupski. Primero fue un cabezazo desviado de Lautaro desde el área chica y ‘a posteriori’ una volea de Icardi que acarició el palo tras rozar en un rival. Pero la ocasiones más claras llegaron en los instantes finales, con un disparo de Ranocchia que salvó el arquero esloveno y un remate de Lautaro que lamió la madera. El pitido final rubricó la gesta del Bolonia y la preocupante irregularidad del Inter.