El fútbol siempre ha sido un deporte de pasión, emoción, sacrificios inmensos y recompensas aún más grandes en donde no existen verdades absolutas ni fórmulas del éxito. Absolutamente todo puede pasar en este deporte tan maravilloso.

Pero lastimosamente estas características que describen perfectamente al rey de los deportes han sido opacadas por la ambición, las ganas de tener fama y seguidores, pero sobretodo por el amor al dinero de parte de todos los que están involucrados en el fútbol.

Sobrevaloramos a jugadores que son una lágrima, que tal vez tengan las condiciones para jugar un buen fútbol, que le peguen bien al balón y que sean buenos a la hora de dar un pase o al momento de definir, pero que al momento en el que más se los necesita arrugan, la pechean, se ahuevan, o como usted prefiera llamarlo.

El amor por la camiseta que usabas y por el fútbol era lo que primaba en las épocas de antaño que tanto nos hablan nuestros padres, abuelos y demás personas que pudieron vivir en una época que se jugaba al fútbol por amor al fútbol.

Ahora importa más hacer un caño, una chilena o un baile ridículo al celebrar un gol para tener más seguidores que jugar apasionadamente un deporte que maravilla a millones.

Jugadores pechos fríos -como se dice popularmente- sobran en el fútbol actual, en donde solo se busca lucir ante las cámaras y no ante la afición que te alienta y ante ese niño que siempre soñó con ser el mejor en lo que hace.

Pero afortunadamente hay un fútbol que sigue viviendo, sintiendo y amando como debe de ser el mejor deporte que hay. Si señores aún existen esos que si dan mal un pase se quieren pegar un tiro, que si un jugador rival le quitan el balón lo van a ir a buscar como sabuesos, esos que a la hora de cantar el himno de su país lo hacen con un entusiasmo que contagia pasión, esos que celebran cada victoria como la más importante y que toman la derrota como motivación para salir a matar para ganar el siguiente partido.

Esos jugadores aún existen en el mundo y son los italianos, esos que han sabido mantener el verdadero amor por el juego.

Podemos tomar como ejemplos a la Roma y a la Juventus, que defraudaron a su gente en los partidos de ida de los cuartos de final de la Champions League, pero en los partidos de vuelta salieron a matar o morir ante el Barça y el Real Madrid respectivamente. Creyeron en ellos y buscaron la hazaña, en el caso de la Roma si lo lograron con Dzeko, Manolas y De Rossi que salieron con un ímpetu y una determinación digna de héroes, lastimosamente para la Juve no fue así pero igual supieron incomodar al Real Madrid y lo hicieron ver como un equipo amateur. Y… ¿ustedes saben por qué lo hicieron de esa manera?

La respuesta es muy sencilla, porque saben que el fútbol se lo juega con el corazón y con valentía, saben que hay que dejar la vida en la cancha por tu equipo, por tu hinchada y por ti mismo.

Que los demás jugadores aprendan de los que pelean cada pelota a muerte y dejen de jugar por el dinero.

Que la pasión que le meten los jugadores del fútbol italiano sea replicada en todo el mundo.

Que los jugadores entiendan que no importará el nombre que tienen en su espalda si ellos no juegan por el escudo que llevan al frente.