Como no podía ser de otro modo, en la comida previa a la visita del Atlético, se habló de Griezmann Enrique Cerezo quería saber si el francés tenía algo firmado con el Barcelona y la repuesta de Bartomeu fue que no. Rotundamente no. Otra cosa es que el internacional francés no sea (que lo es) objetivo básico del Barça 18-19 y que el Atlético no haga todo lo que esté en su mano para intentar retenerle y evitar así que Antoine se venga al Camp Nou, o acabe en Old Trafford. Todo el mundo sabe que Jose Mourinho le quiere para el United.

El problema del Atlético, y esta es la clave de los últimos capítulos de la historia, es cómo retener a Griezmann costando, a partir del 1 de julio, ‘solo’ 100 millones. Una cifra que, en cualquier momento, se puede llegar a pagar por un defensa. Ocurre, además, que el contrato del francés tiene otras particularidades difíciles de contrarrestar con tanta competencia al acecho.

Gil Marin Cerezo , con el club sancionado por FIFA sin poder inscribir jugadores hasta enero de 2018, hicieron (el verano pasado) todo lo que estuvo en su mano para evitar la salida de Griezmann por 100 millones. Y lo que hicieron -sabiendo que podía irse al día siguiente al United– fue subirle el salario a nivel de estrella (15 millones netos para esta temporada) y doblarle la cláusula de rescisión: 200 millones, cifra que hace unos meses era un precio prohibitivo. Ahora ya no.